sábado, 6 de junio de 2009

Una vieja entrevista con Eduardo Galeano (IX)


Por M. H. Lagarde

- Un poco como Dante, que hace una epopeya de espacio a partir de historias que son como pretextos para dar una visión "dantesca" de la vida.


-Sí, lo que pasa es que yo diría que es más un viaje por la tierra.


- Un infierno terrestre...


-Y un paraíso terrestre, también. O sea, me parece que los tres tomos son muy dialécticos en cuanto a que todo el tiempo marchan juntas las luces y las sombras, la vida y la muerte, el sí y el no. No podría hablarse de un infierno porque eso está lleno también de júbilo. Es una obra muy jubilosa, siendo al mismo tiempo también muy trágica. Y eso porque la realidad es al mismo tiempo jubilosa y trágica. Quizás esté sintetizada, toda ella, en aquella historia del tercer tomo de los peces de colores que llueven sobre la cabeza Juan Bustos. Un chileno que había sido asesor del presidente Allende y que anduvo, un mes y pico, escondido en Chile y después se fue de ahí y llegó exiliado a Honduras. En este país llegó a un pueblecito en el centro, en lo hondo de Honduras, que se llama Lloró. Sin saber muy bien por qué, cuando andaba arrastrando sus penas con muy mala música en el alma y sintiéndose culpable de sobrevida, porque él había sobrevivido a sus amigos, creyendo que era una cochinada estar vivo, después de lo que había ocurrido. Y bueno, llega a este pueblo y a la mañana siguiente sale a caminar y al mediodía, llueven peces, peces vivos, peces de plata que caen sobre su cabeza, le rebotan en la espalda. Están vivos, y yo leí esta historia cuando el me la contó y sentí que esta era una manera que América tenía de decirle que no fuera bobo, que no se quejara, que al fin y al cabo, había tenido la suerte de nacer aquí, en una región del mundo donde en cualquier momento te llovían peces.

-La obra está muy permeada del concepto carpenteriano de lo real maravilloso...

-Ahí está lo real horroroso y lo real maravilloso. Resulta que lo real horroroso y lo real maravilloso en la historia de América, y en la realidad del continente, de cada día, son una sola cosa. Por eso te digo que no se puede hablar de un infierno porque es, al mismo tiempo, el infierno y el paraíso. Pero no en el sentido de que pueda decirse en la página dos está el infierno y en la 24 el paraíso, sino que el infierno y el paraíso están siempre juntos en la vida como en la muerte. No hay ningún momento de la historia americana en que uno no descubra algún fulgor de ternura, alguna luz de maravilla, en medio de los horrores más atroces, porque el infierno y el paraíso están siempre juntos. Sí, es un recorrido por el infierno pero al mismo tiempo es una visita al paraíso. Y esto es lo que la realidad tiene de bueno y esto es lo que el libro quisiera expresar, si es que el libro ser digno de una realidad tan espléndida como es la realidad nuestra. Es hora de acabar con la bobería. Hemos sido condenados a la bobería. El subdesarrollo también es eso. No solamente miseria, no solamente humillación sino también bobería. Nos han condenado a ser bobos y tenemos que desabobarnos. Y la cultura y la literatura, el arte y el periodismo tiene que ayudar a desembobarnos . Y el primer paso es empezar a ser nosotros mismos. Y reconocernos en lo que hacemos y a no tener vergüenza de lo que somos y de lo que hacemos y de lo que hacemos para cambiar lo que somos. Y a quitarnos de encima, de una buena vez, todo lo que nos impide caminar: los miedos de ser. Esta suerte de cultura de la impotencia que el subdesarrollo es. Yo creo que subdesarrollo no está solo en la estadísticas, sino también en todo sistema cultural que te impide pensar con tu propia cabeza y caminar con tus propias piernas y sentir con tu propio corazón. Yo pienso que hay que desembobarse y que la cultura tiene un tremendo papel que desempeñar en esa tarea de desembobamiento para empezar a ser nosotros mismos. En el siglo pasado, todos o casi todos los generales, los doctores que hicieron la independencia de América, con alguna excepción, todos o casi todos, creyeron que si copiaban las leyes de los Estados Unidos seríamos como los Estados Unidos, seríamos como los norteamericanos. Que sí consumíamos productos ingleses, nos convertiríamos en ingleses. Que si repetíamos ideas francesas, nos haríamos franceses. Ni siquiera Bolívar se salvó de eso. Fíjate que Bolívar hace una Constitución para Bolivia, que es el país que lleva su nombre, allá por 1826, y él borra esa constitución con primor recogiendo lo mejor de la herencia clásica de los griegos, de los romanos, de la carta magna británica, de la constitución norteamericana, de los franceses. Lo mejor de lo mejor del mundo está en esa constitución está en esa constitución del mundo de Bolívar, que crea para sellar el nacimiento del país que lleva su nombre, Bolivia. Dejaba fuera del juego a casi todos los bolivianos. Negaba los derechos de ciudadanía al 98 por ciento de la población, porque solo podía ser ciudadanos de aquel país recién nacido los hombres capaces de leer y escribir en español. Y la inmensa mayoría de los bolivianos, no solamente no sabía leer y escribir en español, sino que ni siquiera lo hablaban.
Bueno, América padece una larga historia de alineación, de la que muy pocos han conseguido salvarse. Y la gran tarea de la cultura es ahora la iluminación de la propia realidad. Para recuperar el orgullo de ser americanos, sobre todo, es que hemos nacido y crecido del río Bravo al sur y que por el camino de la historia hemos perdido hasta el nombre. El norte se quedó con el nombre de América, se lo apropió a fines del siglo pasado. Los del sur tenemos, ya no te diría el derecho, el deber, la responsabilidad histórica, de encontrarnos nosotros mismos para que el espejo deje de devolvernos nada más que una mancha de sol. Y para que nos dejemos de una buena vez de escupir al espejo, de despreciarnos a nosotros mismos. Memorías...intenta ayudar justamente al rescate del pasado en la medida que el pasado nos da la clave de dignidad que nos sirve para cambiar el tiempo presente.

1 comentario:

  1. Ernesto Hernandez Busto no tiene amigos en la disidencia, aunque no lo creas, se sabe que es un manipulador, un tipo vago que vive recogiendo dinero y fabricando a la Yoani, y que en definitiva no ayuda a cambios en Cuba que ayuden a la poblacion;
    no sea bobo, ese tipo ni su madre lo quiere.

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