Tania Bruguera o el performance como medio de contrarrevolución

Por M. H. Lagarde

Acabo de ver por Youtube la manifestación contrarrevolucionaria que organizó, en medio de la Bienal de La Habana, la ¿artista? Tania Bruguera.
Después de que una joven vestida de verde olivo hiciera muecas ante una tribuna con una paloma en el hombro en franca burla al discurso pronunciado por Fidel Castro a su entrada a La Habana, la manifestación gusanoide consistía en permitir que los presentes tomaran el microfono y dijeran lo que deseasen durante un minuto.
"La gente subió, pero pudieran no haber hecho nada y la performance habría sido el vacío'', acaba de declarar Bruguera en El Nuevo Herald. "Nunca pensé que tanta gente hiciera eso, que la gente se expresara como lo hizo. No conozco a los que hablaron''.
Y agregó: "En realidad, estaba fuera de mis manos, y me parece bien''.
A otro con el cuento de no sé nada y esto no es más que arte. La ingenua Bruguera parece que desconoce que desde hace algún tiempo el sambenito de artista, intelectual, etc, es la estrategia utilizada por los servicios de inteligencia norteamericanos para de alguna manera tratar de legitimar y otorgarle una suerte de patente de impunidad a la nueva oposición cubana.
Ahora los opositores son o blogueros, pobrecitos periodistas indepedientes premiados con decenas de miles de dólares, o roqueros escandalosos y drogadictos.
No por casualidad los que Bruguera "no conoce" que se apropiaron del micrófono no eran otros que los nuevos disidentes, según ha dejado claro el propio Nuevo Herald. La Yoani Sánchez, ladegeneraciónY, su esposo el experiodista oficialista Reynaldo Escobar, un tal Ciro, integrante de Porno para Ricardo, grupo de rock que dirige el lider mundial de las pastillas Gorki Aguila, y su novia.
Los discursos de los que usaron el micrófono abierto "para que todo el mundo se expresara" estaban todos en una única cuerda: "pedir libertad de expresión en Cuba".
Es una pena -otra coincidencia-, que "la tribuna abierta" no haya tenido la divulgación de otras actividades de este tipo. La verdad me hubiera encantado estar allí y lanzarle un par de zapatazos a cualquiera de los oradores. Es lo que hacen los buenos periodistas cuando los perros hablan.
Nadie por supuesto se iba a poner bravo. Menos, la Bruguera,los peformances son para eso, para que uno se exprese. Y a ella, a fin de cuentas, todo le parece bien.

La contrarrevolución pasada por arte