› Osama, preferiblemente silenciado
WASHINGTON, may (IPS) - Cuando el presidente estadounidense George W. Bush (2001-2009) rechazó una oferta del movimiento islamista afgano Talibán para juzgar a Osama bin Laden en octubre 2001, renunció a la única oportunidad de poner fin a una persecución que continuaría nueve años más.
El líder de la red radical Al Qaeda logró escapar a Pakistán pocas semanas después debido a que la administración de Bush no tenía un plan para capturarlo.
El último canciller del régimen talibán en Afganistán, Wakil Ahmed Muttawakil, ofreció en una reunión secreta en Islamabad el 15 de octubre de 2001 poner a Bin Laden bajo custodia de la Organización de la Conferencia Islámica (OIC) y ser juzgado por los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
Esto lo confirmó el propio Muttawakil a IPS en una entrevista realizada en Kabul el año pasado.
La OIC es una organización de tendencia moderada y con sede en Arabia Saudita que representa a todos los países islámicos. Un juicio a Bin Laden por naciones de ese grupo habría significado un duro golpe a las credenciales islámicas de Al Qaeda, más grande que cualquier operación que Estados Unidos pudiera hacer.
Muttawakil incluso retiró la condición que había exigido en septiembre de que Estados Unidos proveyera evidencia de la responsabilidad de Bin Laden en los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Esa exigencia había sido también reiterada por el embajador talibán en Pakistán, Abdul Alam Zaeef, el 5 de octubre, dos días antes de que comenzaran los bombardeos a objetivos del Talibán en Afganistán.
Hubo informes de prensa muy superficiales entonces señalando que el canciller talibán había hecho una nueva oferta en Islamabad para que Bin Laden fuera juzgado por uno o más países. Ningún talibán, sin embargo, proveyó detalles de lo que se había propuesto efectivamente hasta la revelación de Muttawakil.
Muttawakil, quien estuvo detenido en la base aérea estadounidense de Bagram durante 18 meses luego del derrocamiento del régimen Talibán y quien ahora vive en Kabul con la aprobación del gobierno del presidente Hamid Karzai, dijo a IPS que también había ofrecido una segunda opción: un "tribunal especial" para juzgar a Bin Laden que sería creado por Afganistán y otros gobiernos musulmanes.
Funcionarios estadounidenses creen que Muttawakil gozaba de la confianza del líder del Talibán, el mulá Omar. Un cable diplomático de diciembre de 1998 desde la embajada de Estados Unidos en Islamabad señalaba que Muttawakil "era considerado el más estrecho asesor de Omar en temas políticos", y que se había convertido en su "persona clave" en asuntos de política exterior en 1997.
La nueva oferta talibán llegó casi inmediatamente después de que Estados Unidos comenzó a bombardear Afganistán el 7 de octubre de 2001. El temor a esa ofensiva y a lo que posiblemente vendría después evidentemente llevó a los líderes talibanes a ser más flexibles en relación a Bin Laden.
Pero Bush rechazó enfáticamente cualquier conversación sobre la propuesta, declarando: "No deben ser escuchados. No hay negociaciones".
El entonces mandatario estadounidense rechazó la oferta talibán a pesar de que sus servicios de inteligencia habían reunido informes en los meses previos de fuertes divisiones dentro de ese grupo islamista por causa de Bin Laden.
Fue por esos informes que Bush había autorizado reuniones secretas entre un funcionario de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y un talibán de alto rango a fines de septiembre.
El ex director de la CIA George Tenet recordó en sus memorias q ue el entonces jefe de la oficina de la agencia en Pakistán, Robert Grenier, se reunió con el mulá Osmani, segundo al mando del Talibán, en la provincia pakistaní de Balochistán.
Pero Grenier estaba sólo autorizado a presentarle a Osmani tres posibilidades: el Talibán debía directamente entregar a Bin Laden o darle vía libre a Estados Unidos para encontrarlo o someterse a acciones unilaterales de Washington. Osmani rechazó las tres opciones.
El 3 de octubre, Bush públicamente descartó negociar con el Talibán. Tienen que "entregar a (los miembros de) la organización Al Qaeda que viven en Afganistán y destruir los campamentos terroristas", indicó, añadiendo: "No hay negociaciones".
Milton Bearden, jefe de la oficina de la CIA en Pakistán durante la resistencia de los combatientes islámicos afganos contra la ocupación soviética, dijo al diario The Washington Post dos semanas después que Bush había rechazado una nueva oferta de Muttawakil, quien insistía en que el Talibán quería resolver el problema respetando los valores islámicos.
"Nunca escuchamos lo que intentaban decir", dijo Bearden.
La negativa de Bush a negociar Talibán fue en los hechos darle un pase libre a Bin Laden y a otros líderes de Al Qaeda, porque entonces Washington no tenía planes para detenerlo en Afganistán y no sabía qué nivel de esfuerzo militar se necesitaría para impedir que se fugara del país.
La falta de un plan militar para atrapar a Bin Laden fue responsabilidad del equipo de seguridad de Bush, liderado por el vicepresidente Dick Cheney y el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, quienes se opusieron firmemente a cualquier operación militar en Afganistán aun cuando hubiera posibilidad de atrapar al líder de Al Qaeda.
Rumsfeld y su segundo al mando, Paul Wolfowitz, habían minimizado advertencias de la CIA de un posible ataque terrorista de Al Qaeda contra Estados Unidos en el verano boreal de 2001, e incluso después de los ataques del 11 de septiembre siguieron cuestionando la idea de que Bin Laden era responsable.
Gareth Porter es periodista e historiador especializado en la política de seguridad nacional de Estados Unidos.
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