A veces da la impresión de que sus deseos más íntimos les impiden apreciar la realidad. Haciendo evidentes sus verdaderas pretensiones, nos exigen sin tapujos desmontar el régimen económico y social que conquistamos, como si esta Revolución estuviera dispuesta a someterse a la más humillante rendición o lo que es igual, regir su destino por condicionamientos degradantes.
A lo largo de 500 años, desde Hatuey hasta Fidel, es mucha la sangre derramada por nuestro pueblo para aceptar ahora el desmantelamiento de lo logrado al precio de tanto sacrificio.
A quienes abriguen esas infundadas ilusiones, vale recordarles, otra vez, lo expresado en este Parlamento el 1ro de agosto de 2009: cito: “A mí no me eligieron Presidente para restaurar el capitalismo en Cuba ni para entregar la Revolución. Fui elegido para defender, mantener y continuar perfeccionando el socialismo, no para destruirlo”, fin de la cita.
Hoy añado que las medidas que estamos aplicando y todas las modificaciones que resulte necesario introducir en la actualización del modelo económico, están dirigidas a preservar el socialismo, fortalecerlo y hacerlo verdaderamente irrevocable, como quedó incorporado en la Constitución de la República a solicitud de la inmensa mayoría de nuestra población en el año 2002.› Lea texto completo del Discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, en la Asamblea Nacional, el 18 de diciembre de 2010
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