jueves, 24 de noviembre de 2011

Yoanis tiene razón, los cubanos tenemos muchas razones para indignarnos

Como Yoani Sánchez es "ciega", aún no se ha enterado que los indignados supuestamente "saturados" por el consumo, que ella defiende, ahora andan saturados de gas pimienta.

Por Justo Cruz*

Hace uno días la campeona mundial en premios prepagados Yoanis Sánchez se quejaba vía Twitter de que los cubanos no se indignaban.
Nuestra “bloguera rebelde” comentaba que el pueblo de Cuba tenía muchas razones para indignarse. Desde luego que esta señora se equivoca cuando dice que los cubanos no se indignan, pero tiene muchísima razón cuando dice que los cubanos tenemos muchos motivos para indignarnos. Sólo que cuando nuestros sucios indignos cubanos incluyendo a Yoanis hablan de los indignados, no se refieren a los miles de indignados que en España, Chile, Colombia, Grecia o los Estados Unidos se han volcado a la calle para exigir cambios en los sistemas políticos de sus respectivos países condenando el poder de los bancos, de las grandes transnacionales y la corrupción de los políticos de turno.
Cuando Yoanis habla de indignados se refiere a los mercenarios disfrazados de rebeldes de Libia y de Siria. Individuos sin escrúpulos capaces de hundir a sus países en el caos y la miseria para que los piratas modernos de la OTAN vengan con sus aviones y sus misiles a sembrar la muerte y el terror.
Si, Yoanis tiene mucha razón cuando dice que el pueblo de Cuba tiene muchas razones para indignarse.
Hace una semana cuando la Asamblea de las Naciones Unidas emitió con abrumadora mayoría una resolución de condena contra el inhumano bloqueo impuesto por los Estados Unidos contra el pueblo cubano, los cubanos sentimos una mezcla de alegría y de indignación. De alegría porque quedaba demostrado una vez más que casi el 100 % de la población mundial está en contra de ese bochornoso e inhumano bloqueo, de indignación porque a pesar de esa aplastante victoria de Cuba, a pesar de que el mundo entero condena esta infamia, no pasa nada y los Estados Unidos de Norteamérica y sus secuaces del Consejo de Seguridad siguen cometiendo sus fechorías amparados en un derecho al voto denigrante y prepotente. Un derecho que se ha convertido en un peligro para la existencia de la humanidad. Un derecho que le permite a los países más pudientes del planeta hacer y deshacer a su antojo con la impunidad de un animal salvaje, que alejado de todo uso de razón, actúan amparados por la fuerza de sus bolsillos.
¿Quién dice que en Cuba no hay indignados?
El que crea que en Cuba no hay indignados que se dé una vuelta por el país para que vea cuán indignados están nuestros hermanos de la isla. No hay un país en el mundo que enfrente los problemas de la nación de la forma que lo está haciendo el pueblo de Cuba. Nunca antes en la historia de la Revolución el pueblo cubano se había enfrentado a las tendencias negativas con tanto coraje e indignación.
Claro que el pueblo de Cuba está indignado.
El pueblo de Cuba está indignado porque lo han convertido en un rehén de políticos y de políticas descabelladas e irresponsables. Nuestros hermanos en la tierra se indignan y condena todo tipo de bloqueo que atente contra el desarrollo del país. El pueblo de Cuba se indigna cuando escucha de un caso de corrupción, de malversación de los bienes del Estados. Los cubanos critican el inmovilismo, el dogmatismo ideológico. El pueblo cubano es el más indignado del mundo.
Pero atención, no debemos dejarnos confundir, existe una gran diferencia entre los indignos y los indignados cubanos.

Hace unos días un grupo de indignos cubanos liderados por Martha Beatriz Roque Cabello enviaron una Carta Abierta a la presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos de América, la Señora Ileana Ros-Lehtinen, defensora acérrima del inhumano y grotesco bloqueo contra el pueblo cubano y de todo lo que atente contra la integridad y la soberanía de la República de Cuba.
En la misma se le pide que aproveche “la coyuntura nacional e internacional” para llevar a Cuba la “libertad” y la “democracia”, al parecer al estilo de Irak o Libia. En dicha carta los firmantes se dirigían a esta señora con estas palabras, -cito- “...nos dirigimos a usted porque sabemos su gran amor y dedicación por nuestra patria...” Esta ominosa frase vale la pena un comentario para que tengamos una idea con quienes se codean nuestros sucios indignos cubanos.
En Marzo del 2003 cuando al presidente George W. Bush dio la orden de invadir a Irak después de haber engañado deliberadamente a la opinión pública internacional y el mundo entero se volcó a las calles en protesta contra esta guerra genocida, en una céntrica calle de la Pequeña Habana en Miami cientos de cubanos del exilio, por suerte no todos, organizaron una marcha de apoyo al presidente Bush en su guerra de rapiña. Dicha marcha hubiera pasado inadvertida para la comunidad cubana en el mundo si no se hubiera convertido, de una manifestación de apoyo a las barbaries cometidas (y que cometen) los soldados del Pentágono en Irak, en una marcha de apoyo a una invasión a Cuba.
Estos indignos cubanos con la señora Ileana Ros-Lehtinen a la cabeza coreaban consignas tan macabras como “Bush, Bush, ahora Irak, mañana Cuba”. La señora Ros-Lehtinen y esa turba de indignos cubanos le pedían al presidente Bush que después de Irak invadiera Cuba.
¿Cómo es posible tanta ignominia, tanta falacia? ¿Cómo es posible que ciudadanos de un país le exijan a una potencia extranjera que asesine a sus propios hermanos? ¿Cómo se puede ser cubano y estar a favor de un bloqueo injusto e inhumano que atenta contra el bienestar del pueblo de Cuba y que además es condenado por la inmensa mayoría del mundo?
Este es el amor que siente esta señora hacia el pueblo de Cuba al que se refieren estos indignos cubanos en una misiva que no sólo constituye una ofensa al sentido común sino un bochorno a la integridad y a la soberanía del pueblo cubano.
¿Cómo se puede haber nacido en Cuba y firmar una carta como esta? ¿A qué movimiento cívico en cualquier país del mundo se le ocurriría tocar a las puertas de una embajada de los Estados Unidos o pedirle a un político de la Casa Blanca ayuda moral y financiera?
La respuesta está clara. A nadie, salvo a los indignos cubanos, individuos que como Yoani o Martha Beatriz Roque, constituyen el motivo más grande que pueda tener un cubano para estar indignado.
Mientras los movimientos de indignados en Nueva York, Madrid, Santiago de Chile se solidarizan entre sí en su lucha contra la corrupción de los políticos de turno, el poder de los bancos, las desigualdades sociales, a los indignos cubanos no se le ocurre otra cosa que aliarse a los responsables de esos desmanes.
Los indignados en España por ejemplo, es un movimiento popular que funciona a través de asambleas horizontales y de barrios, que se han reproducido en todo el país. Este movimiento se ha expandido a más de 80 países y su exigencia principal es el cambio del modelo capitalista por ser la causa fundamental de la crisis económica mundial. El mismo modelo capitalista que ha fracasado en el mundo entero y que los indignos cubanos creen es la solución para resolver los problemas en Cuba. Las manifestaciones de los indignados en España cobran más fuerzas ahora que triunfó el partido conservador de derecha, Partido Popular (PP), el mismo partido que no solo apoya abiertamente a la llamada disidencia en Cuba sino que se ha convertido es su vocero en el Parlamento Europeo. Nos referimos al partido que ha apoyado abiertamente todas las guerras y desmanes que cometen los gobiernos de turno de la Casa Blanca. Un partido que se llena la boca para hablar de los derechos humanos en Cuba, pero que calla cuando la policía española arremete con toda brutalidad contra su propio pueblo.
Estas son, entre otras, las razones del por qué sería absurdo comparar a los sucios indignos cubanos con los movimientos de indignados en los diferentes países y explica por qué entre estos individuos no se escucha una frase de solidaridad hacia ese movimiento, todo lo contrario. En una página de Internet de una conocida organización del exilio cubano renombrada por sus recalcitrantes posiciones contra la Revolución cubana, un comentarista afirmaba que el movimiento Ocuppy Wall Street estaba infestado de comunistas y de Nazis.
En declaraciones a EFE, Yoani comentaba que el movimiento de los “indignados”, que surgió en España y se ha extendido a otras partes del mundo, es “un movimiento ciudadano, es la indignación desde muchos ámbitos, por lo apabullados que se puedan sentir con el consumo”. Esta es la forma en la que esta señora explica la esencia de este movimiento cívico, cito nuevamente, “...están apabullados por tanto consumo...”. Cuánta ignorancia política.
Tanto Yoani como los indignos firmantes de la Carta Abierta a la señora Ileana Ros no podrían solidarizarse jamás con un movimiento que en su génesis niega el sistema que ellos defienden y del que reciben la paga por traicionar el país donde nacieron.
Los indignos cubanos jamás recibirán el apoyo de la comunidad internacional ni mucho menos del pueblo de Cuba. Esto está más que claro. No se puede apoyar a una partida de vende patrias que actúe en virtud de intereses ajenos y que se codean con políticos guerreristas, faltos de moral. Es por eso que hay que dejar muy bien claro que entre los indignos cubanos y los indignados de Wall Street, Madrid o Santiago de Chile existe una diferencia abismal que hay que tener muy en cuenta a la hora de analizar el fenómeno de la llamada disidencia cubana.
Los que apoyan a los indignos cubanos en la Unión Europea o en el Parlamento Europeo no son los políticos o los movimientos sociales que ven en el capitalismo como sistema político, social y económico el responsable de las crisis económicas que afecta no solo a las diferentes capas sociales de la sociedad, sino a países enteros como es el caso de Grecia, Italia o España.
Los que apoyan a los sucios indignos cubanos son los mismos políticos que apoyaron a los Estados Unidos en la invasión a Irak y Afganistán, los mismos que en nombre de derechos humanos y de “revoluciones” en las que ni ellos mismos creen, se gastaron millares de dólares para cazar a Muamar el Gadafi y a su familia en una bochornosa guerra de rapiña que le costó la vida a más de 60 mil víctimas inocentes. Una guerra de las tantas guerras sucias por petróleo.
Los políticos que apoyan a los indignos cubanos son los mismos que apoyan el inhumano bloqueo de los Estados Unidos contra el pueblo de Cuba.
Los indignos cubanos se quejan de que el pueblo cubano no se decida a indignarse, estos traidores vende patria esperan una liberación a la Libia sin importarles las consecuencias que pueda traer una guerra para su propio pueblo.
Damián Hernández Valdés y Dayan Romayena Lorente son dos niños cubanos de apenas 4 y 12 años de edad respectivamente, que además de haber nacido en Cuba tienen en común el sufrir la desgracia de ser víctimas directas del criminal bloqueo impuesto por los gobiernos de turno de Norteamérica y de sus secuaces.
El hecho de padecer de un tumor maligno y de que el gobierno de los Estados Unidos de América les niegue la posibilidad de ser tratado con el medicamento más efectivo existente procedente de este país, los convierte a ellos automáticamente en rehenes de una política inhumana y obsoleta que desde hace más de 50 años sigue sosteniendo la aberrante tesis de que la mejor forma de acabar con el comunismo en Cuba es martirizando a su pueblo.
Es difícil de creer pero realmente hay muchos malvados incrédulos sueltos por ahí (entre ellos cubanos) que en su desesperación permanente porque el pueblo cubano no acaba de indignarse, se han empecinado en martirizarlo y castigarlo.
Estas son las injusticias que indignan a los cubanos y que hacen de personajes como Yoani Sánchez, Martha Beatriz Roque Cabellos y sus compinches de causa, individuos indignos de ser catalogados como indignados.
Ellos quedaran para la historia como lo que son, nuestros sucios indignos cubanos.
*Justo Cruz, cubano residente en Alemania y Coordinador de Cuba Si .
Fuente: http://moncadalectores.blogspot.com...

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