viernes, 21 de octubre de 2011
Ni mirages ni drones le dispararon al convoy en que Bush viajó a Canadá
VANCOUVER, Canadá — El ex presidente estadounidense George W. Bush fue recibido el jueves a las puertas un foro económico en Surrey, cerca de Vancouver, en el oeste de Canadá, con gritos de "¡Detengan a Bush! ¡Detengan a Bush ahora!" por parte de unos 200 manifestantes.
Bush entró por la puerta de atrás del lujoso hotel donde se celebraba esta conferencia económica regional, en la que también participa el que fue su predecesor, Bill Clinton, mientras los manifestantes gritaban "¡Vergüenza!" desde el otro lado, ante una barrera de policías.
"La tortura y los criminales fuera de Canadá", se podía leer en una pancarta que portaba un hombre vestido con el mono naranja que llevan los prisioneros de la cárcel estadounidense de Guantánamo.
"Considero atroz que nuestra alcaldesa haya invitado a un criminal de guerra a nuestra ciudad", declaró otro, Karsten Cattrell, quejándose de la actitud de la edil de Surrey, Diane Watts.
Sin embargo, no se registraron contratiempos entre los manifestantes. "No ha habido incidentes importantes ni arrestos", indicó a los medios de comunicación un portavoz de la policía federal, Drew Grainger. La seguridad de los manifestantes y de los alrededor de 500 invitados, que habían pagado 600 dólares cada uno por escuchar a Bush y a Clinton, "no ha sido puesta en peligro", agregó.
La semana pasada, Amnistía Internacional pidió a las autoridades canadienses que detuvieran y procesaran a Bush a su llegada al país, argumentando que el ex mandatario autorizó la "tortura" cuando dirigió la guerra contra el terrorismo que lideró Estados Unidos. "Canadá está obligado por sus obligaciones internacionales a detener y procesar al ex presidente Bush por su responsabilidad en los crímenes contra el derecho internacional, entre ellos la tortura", instó Susan Lee, directora de la organización para América, al hacer la solicitud.
Las autoridades canadienses han ignorado hasta ahora estas peticiones y el ministro canadiense de Inmigración, Jason Kenney, contestó a estas demandas la semana pasada, acusando a Amnistía Internacional de "bancarrota moral", "degeneración y politización".
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