lunes, 23 de mayo de 2011

La reconfirmación de las mentiras y la persistencia de las ambigüedades


Por Santos Pérez

Por fortuna, apareció la Declaración de la Casa Taller, acompañada de un mensaje personal de Oliva. Vuelve a confirmarse el paquete de Pardo-Yoani: el primer párrafo de la Declaración es "alto y claro", como suele decirse en medios militares. De la expulsión de la UNEAC, no hay ni una palabra.
A la vez, Oliva se mete en la siempre irrealizable operación de quedar bien con todos. La Patria puede ser de todos, pero las opiniones no lo son nunca. Se ve clarito que Oliva hace el cuento de lo sucedido en la Asamblea Provincial, que nada más lo conocen los que estaban allí, y recuerda su lamentable carta a la embustera, que se conoce muchísimo gracias a esta y a los que le pagan desde la comida hasta el servidor de internet, mucho más potente que toda la conexión desde Cuba. La desigualdad y la ambigüedad resultante son obvias.

Para que se vea más claro aún, aquí les van algunos fragmentos seguidos de mis comentarios (en cursiva).

”La Casa Taller Pedro Pablo Oliva cerró sus puertas el pasado sábado 14 de mayo. Ninguna autoridad política, gubernamental o judicial cubana se impuso de manera directa en esta decisión, que expresa la voluntad de los trabajadores del centro cultural y fue tomada de manera consciente y unilateral”.
”Hemos estado trabajando bajo mucha presión durante varios meses debido a que todas las instituciones culturales y varios centros de enseñanza de la ciudad donde habitamos y creamos, con los que sosteníamos habitualmente relaciones de cooperación, fueron instruidas de que no aceptaran nada (refiriéndose a propuestas de trabajo conjunto o colaboración de cualquier índole) proveniente de la CTPPO, bajo el supuesto de que nuestra labor de promoción cultural se había corrompido y estaba políticamente motivada”.

 Pero la actividad de la Casa Taller, hasta el otro día, ha sido grande. Supe de la "corrupción" ahora mismo, gracias a lo que Oliva cuenta de la Asamblea Provincial. La única motivación política que se conoce es la amistad con Yoani y el respaldo que le dio con su carta. ¿O será que se trata del también agente estadounidense Dagoberto Valdés?

”Esto ha ocasionado un daño severo a la estimación que nuestro proyecto ha tenido siempre entre nuestros conciudadanos, lograda a base de participación y diálogo franco y respetuoso con una gran diversidad de interlocutores sociales, de transparencia y empeño sostenidos durante trece años”.

Nadie se ha enterado de este daño. De lo que Yoani cuenta, se entera "el mundo". Ya se sabe por qué.

”La Casa-Taller Pedro Pablo Oliva ha sido siempre un proyecto de edificación espiritual sustentado en la promoción de la creación artística y el debate cultural, inspirado por ideas y aspiraciones humanistas, inclusivo y solidario, consagrado a las personas, la ciudad, el país y la sociedad donde fundamenta el sentido mismo de su existencia, para las cuales dejó siempre abiertas sus puertas como un espacio para la confluencia y el diálogo de obras y pensamientos diversos”.

 Cierto y conocido.

”Mis palabras expresadas en ambos sitios infringían o contradecían los estatutos ideológicos y el código de ética, por el cual se rige la estructura de gobierno, firmado por mí al asumir mi responsabilidad en el Poder Popular. Es por eso, que estuve de acuerdo con el delegado que hizo la denuncia”.
”Se me cuestiona también el mantener relaciones de amistad con ciertos “elementos contrarrevolucionarios”. Los amigos los escojo yo. La gente que me conoce sabe que lo mismo converso con un convencido comunista que con un liberal, una vendedora de dulces sin interés en la política, un jubilado, un maestro, un buquenque o el llamado agente Robin. No discrimino filiaciones políticas en mis relaciones con los demás”.

 ¿Y para qué usan sus amigos esa amistad? Para dañar lo que sigue, irremediablemente:

”Siempre he agradecido a un proceso social llamado Revolución y al cual, lo digo en la entrevista radial, le debo haberme podido formar como creador. Pero soy un hombre que no se queda callado ante lo que considera errado. Quiero dejar algunas cosas claras porque también sé lidiar con la estrechez de pensamiento y las manipulaciones. No me paga la CIA, no me sostiene la Fundación Cubano Americana, ni ninguna otra, ni las embajadas Polaca y Checa con las que tengo las mejores relaciones culturales en un clima de respeto. Lo que poseo lo he logrado a fuerza de trabajo. Duro ha sido no haber
perdido la lengua en estos años”.

Sus amigos, si son Yoani y Dagoberto, no pueden suscribir el último párrafo.

"Este hombre al que hoy le han colocado el traje de “disidente” o contrarrevolucionario” no tiene ninguna intención de partir de este país. Esta tierra nos pertenece a todos por un derecho que no lo otorga un partido. Creo que fidelidad a la Patria no es fidelidad a un partido. Un partido es una propuesta social, y la Patria guarda en sí el pensamiento y el corazón de todos".

¿Quién se lo colgó? Oliva es nuestro, de los cubanos, de la cultura cubana, de la Revolución. Lo dice él mismo.

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