Por M. H. Lagarde
(Fotos: Aday del Sol)
Como esperando abril, cuando se cumpla el 50 aniversario de la Victoria de Girón, andan los jóvenes universitarios que, desde hace dos días, no han dejado de recordarle a las llamadas Damas Blanco que la Revolución cubana ni se negocia ni se vende sin su consentimiento.
Pintadas en las calles que dan vivas a Fidel o reclaman la libertad de los antiterroristas cubanos prisioneros en Estados Unidos, así como telas con retratos de los Cinco que ondean en los balcones, aparecieron de la noche a la mañana en la cuadra donde reside la líder de las llamadas Damas de Blanco, Laura Pollán, en Neptuno 693, entre Hospital y Aranguren, en el municipio Centro Habana.
Las consignas en cambio siguen siendo las mismas del viernes: "¡Somos más de cien, ustedes no se ven!"; "¡Y no, y no, y no me da la gana de ser una colonia norteamericana. Y sí, y sí, y sí nos da la gana de ser una potencia latinoamericana!"; "¡Nosotros estamos aquí de corazón y ustedes porque les pagan!" o "¿A las Damas de Blanco qué les pasó? ¡Emilio se les infiltró!".
Esas, son las nuevas armas contra los mercenarios que, según las "espontáneas" orientaciones de los agentes de la Oficina de Interes de Estados Unidos en La Habana, deben "encender la chispa" de la rebelión en la Isla.
La cabeza de playa de los cocineros vestidos de camuflaje que desembarcaron por Playa Larga y Playa Girón hace medio siglo resultó un fracaso y otro tanto sucede en estos días con quienes ahora, con falso ropaje de Damas y Damos, solo consiguen mantener encendida en la Isla la llama antimperialista.
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