Mercenario cubano Ernesto Hernández Busto participa en curso de ciberguerra ofrecido por George W. Bush y Freedom House

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Por Ernesto Pérez Castillo

Hace ya casi una semana que se realizó en Dallas, Texas, el foro sobre ciberdisidencia y libertad que se organizó Bush, y estas son las santas horas en que nadie –NADIE– ha hecho el más mínimo comentario sobre lo que allí pasó.
Ernesto Hernández Busto, que estuvo allí, en primera fila, posando para las fotos a la derecha de Dios Padre –esto es, a la derecha de Bush, con banderita americana incluida–, prometió hace días una crónica relatando aquello, pero hasta hoy se ha dedicado a postear de cualquier bobada, y ha evadido soltar prenda.
Esa quizá sea su tímida represalia, en venganza porque en el discurso inaugural, Súper W tuvo palabras de elogio para todos los asistentes, pero a Busto se lo saltó olímpicamente, como si no supiera que el Pájaro Tieso –así le llama su intima amiga Zoé Valdés, toda cariño ella para él– estaba allí, o al menos como si la presencia de Busto a Súper W le importara un rábano.
O quizá la tardanza de Busto se deba a que está cumpliendo al pie de la letra la instrucción que al parecer se le impuso a la gran prensa, de que ni de pasada mencionaran el asunto, porque lo cierto es que para la BBC, para la CNN, para El Nuevo Herald y por supuesto para El País y más allá, ese encuentro no es noticia y, por tanto, nunca jamás de los jamases ocurrió.
Y ya se sabe, Hernández Busto si de algo padece, es de un delirio de grandeza tenaz, y por eso se está cogiendo para él la instrucción que se impartió a los grandes medios, porque ¡él sí que es el nunbel uan!
El discurso de Súper W aun espera ser traducido –del inglés de Bush al inglés de las personas normales–, a ver si así alguien saca en claro algo de sus galimatías.
Por lo pronto, Bush mencionó una y otra vez las palabras “libre” y “libertad”, tantas pero tantas veces que se le pueden contar hasta veintinueve repeticiones en tan solo dos cuartillas… es de miedo, porque, como decía Brecht: “cuando el pintor de brocha gorda (Hitler) habla de paz por los altavoces / los trabajadores miran el grueso firme de las autopistas que están haciendo, / y ven / que es para tanques pesados”.
Lo increíble, lo hipócrita, es que Súper W hable de libertad, cuando él impuso el Patriot Act, que ordenó la escucha indiscriminada de las conversaciones de los norteamericanos y la revisión de todo e-mail, sin necesidad de orden judicial, y autorizó el uso de las torturas y cárceles secretas en todo el planeta.
Como es igual de increíble la presencia allí de Busto, pues justificación no tiene ninguna. Porque supuestamente es un encuentro entre ciberdisidentes censurados, y la verdad es que el blogcito de Busto es visible a cualquier hora en Cuba (y el hecho de que nadie lo mire, ni Cuba ni en ninguna otra parte, esa es otra historia).
En todo caso, el interés por la asistencia de Busto a la convocatoria de Bush es remarcable. Nótese que el resto de los invitados residen en los propios Estados Unidos –como el colombiano que estuvo allí, que es becario del Bush Institute. El único no norteamericano, y no residente en la yuma era Busto. Incluso había otro par de invitados –un iraní y un ruso: ¡cuanta casualidad!– y no pudieron llegar, pues la nube de polvo de Islandia les impidió volar. Pero Hernández Busto sí que voló, porque él vuela bajo el ala de Bush. Y ahora que venga y diga que él se pagó el pasaje, la estancia y la jama de su propio bolsillo.
Por lo demás, él escuda su presencia allí con: “razones profesionales –y por muchas otras, más personales, que no necesitan ninguna explicación puesto que desde hace mucho actúo como una persona libre y nunca he ocultado mis simpatías políticas”… con lo cual intenta pasar bajo las aguas del Jordan que lo purifiquen de su abrazo a Bush. Pero ya no hay limpieza que valga, que ya le cayó comején al piano… Busto es un Bushista, ya solo le falta superarse e improvisar sus propios Bushismos.
Es tan ridículo, que luego de prometer hace días que contaría en su blog aquella reunión secretosa, ahora se baja y rellena su blog con una muela zurda que no habla de nada –algo que al parecer ya esta aprendiendo de Bush: hablar sin decir–, y que la concluye prometiendo: “En el curso de esta crónica concebida en tres partes, que espero concluir la próxima semana, me gustaría contar muchas de las cosas que allí sucedieron”.
O sea: “sí pero no, hablo pero no hablo, dilato, pospongo y demoro lo mucho que tengo pa chismear”. Evidentemente, o está esperando el billete antes de mancharse de gratis, o no tiene nada que decir, o no se atreve o está esperando el visto bueno del Bush Institute para abrir el pico y ponerse a cantar.