Por M. H. Lagarde
Los empleados de la NED, la USAID, la AID y otras dependencias enmascaradas de la CIA, deben andar muy preocupados por el hecho de que, con el desempleo que existe en Estados Unidos, el actual presidente haya decidido acabar con el aura de misterio que antes rodeaba a los servicios de inteligencia norteamericanos.
Todo parece indicar que las nuevas políticas de intervención en otras naciones ya no se fraguarán más en camufladas oficinas secretas donde un grupo de “inteligentes”, entre rondas de whisky, realizaban tormentas de ideas para hallar la palabra precisa con que denominar alguna operación encubierta.
Ahora, la nueva estrategia del imperio parece ser la del cinismo. Si se va a mandar a los llamados “contratistas” a Cuba para introducir e instalar equipos de comunicación que ayuden a la subversión interna en la Isla, pues simplemente se publica en The New York Times, cual si de un viaje de intercambio académico se tratara.
“Se reanudarán los viajes para ayudar a la democracia en Cuba”, rezan impúdicos titulares que ya no necesitan explicar qué significa la palabra democracia, pues la interpretación norteamericana de ese término ha quedado más que clara durante las sucesivas intervenciones, invasiones y agresiones, realizadas por Washington contra aquellos países que no se doblegan a sus mandatos.
Igual de desfachatado resulta que se publiquen documentos en los que casi se detalla el monto de dinero que recibirán los mercenarios a los que Estados Unidos paga para concretar, de una vez por todas, el anhelado “cambio” en Cuba.
Si las cosas siguen como van, dentro de poco junto a las millonarias cifras que la Casa Blanca gasta en tales empeños aparecerán hasta los nombres y las fotos de los ganadores de la lotería.
No es de extrañar entonces que un bloguero como Pájaro Tieso diga que no es ninguna desvergüenza que los mercenarios cubanos se embolsillen la plata de USA, ya que, según él, los periódicos cubanos, curiosamente, responden al gobierno cubano y no al de Estados Unidos.
A dicho mercenario, por cierto, tampoco le abochorna dejar al descubierto su conexión con el plan Bush, y muy campante, mientras hace las maletas, anuncia su partida para participar en un encuentro impartido por el Instituto Bush, en Texas, para coordinar la ciberguerra organizada contra países como Venezuela, Cuba, Irán y Rusia.
Nada, que se acabaron las medias tintas y al parecer, según la nueva lógica imperial, si las otroras encubiertas conspiraciones, confabulaciones y agresiones, en vez de ocultarse, se confiesan a bombo y platillo a los cuatro vientos -por algún todavía secreto arte de magia- se convierten en acciones legales y permisibles.
Puede que el nuevo destape no resulte muy descabellado dentro del marco legal de los agresores, pero no le auguro el menor éxito más allá de las fronteras del territorio norteamericano.
Esperemos que cuando Cuba y otras naciones, hagan públicas de igual modo, sus leyes y sanciones, nadie se escandalice.
Los empleados de la NED, la USAID, la AID y otras dependencias enmascaradas de la CIA, deben andar muy preocupados por el hecho de que, con el desempleo que existe en Estados Unidos, el actual presidente haya decidido acabar con el aura de misterio que antes rodeaba a los servicios de inteligencia norteamericanos.
Todo parece indicar que las nuevas políticas de intervención en otras naciones ya no se fraguarán más en camufladas oficinas secretas donde un grupo de “inteligentes”, entre rondas de whisky, realizaban tormentas de ideas para hallar la palabra precisa con que denominar alguna operación encubierta.
Ahora, la nueva estrategia del imperio parece ser la del cinismo. Si se va a mandar a los llamados “contratistas” a Cuba para introducir e instalar equipos de comunicación que ayuden a la subversión interna en la Isla, pues simplemente se publica en The New York Times, cual si de un viaje de intercambio académico se tratara.
“Se reanudarán los viajes para ayudar a la democracia en Cuba”, rezan impúdicos titulares que ya no necesitan explicar qué significa la palabra democracia, pues la interpretación norteamericana de ese término ha quedado más que clara durante las sucesivas intervenciones, invasiones y agresiones, realizadas por Washington contra aquellos países que no se doblegan a sus mandatos.
Igual de desfachatado resulta que se publiquen documentos en los que casi se detalla el monto de dinero que recibirán los mercenarios a los que Estados Unidos paga para concretar, de una vez por todas, el anhelado “cambio” en Cuba.
Si las cosas siguen como van, dentro de poco junto a las millonarias cifras que la Casa Blanca gasta en tales empeños aparecerán hasta los nombres y las fotos de los ganadores de la lotería.
No es de extrañar entonces que un bloguero como Pájaro Tieso diga que no es ninguna desvergüenza que los mercenarios cubanos se embolsillen la plata de USA, ya que, según él, los periódicos cubanos, curiosamente, responden al gobierno cubano y no al de Estados Unidos.
A dicho mercenario, por cierto, tampoco le abochorna dejar al descubierto su conexión con el plan Bush, y muy campante, mientras hace las maletas, anuncia su partida para participar en un encuentro impartido por el Instituto Bush, en Texas, para coordinar la ciberguerra organizada contra países como Venezuela, Cuba, Irán y Rusia.
Nada, que se acabaron las medias tintas y al parecer, según la nueva lógica imperial, si las otroras encubiertas conspiraciones, confabulaciones y agresiones, en vez de ocultarse, se confiesan a bombo y platillo a los cuatro vientos -por algún todavía secreto arte de magia- se convierten en acciones legales y permisibles.
Puede que el nuevo destape no resulte muy descabellado dentro del marco legal de los agresores, pero no le auguro el menor éxito más allá de las fronteras del territorio norteamericano.
Esperemos que cuando Cuba y otras naciones, hagan públicas de igual modo, sus leyes y sanciones, nadie se escandalice.
Esta gente no podrá, Cuba tiene mucho corazón. Las críticas que les envío surgen de una preocupación que dejen una parte de la población que se quedó resagada sin guía espiritual, pues muchos se confunden en la búsqueda de la felicidad. Cada vez que puedo envío información sobre Cuba, para que la gente conozca que existe una manera de vivir alegres, pues aquí los medios se encargan de bajarle la moral a la gente. Y ésta, traumatizada sólo pide que la dejen tranquila en su casa y viven casi sin alegría, cuando se reíen es por algo mórbido, sarcástico, los medios han hecho un buen trabajo en confundirles las emociones. Lamentablemente, la gente está tan afectada que piensa que lo que les envío surge de un sentimiento nacionalista...pero bueno al menos tienen contacto con otra realidad, aunque sea una sola vez. Ojalá que puedan realizar muchos intercambios culturales con los países del norte, pues viven una vida de oscuridad espiritual. ¡que viva Cuba siempre libre!
ResponderEliminarNo me extraña que la nueva estrategia del imperio sea la del cinismo, ya que otro cosa no se puede esperar de esos, también debo decir que ya los mercenarios pagados que hay en Cuba no tiene vergüenza ninguna o mejor dicho no deben sentir ningún tipo de vergüenza en recibir dinero del gobierno norteamericano ya que esto lo hacen por el bien de Cuba, mire usted que bien; pero eso no es lo mejor de todo sino que ahora las cosas si se anuncian pues entonces están permitidas hacerse.
ResponderEliminar