lunes, 9 de febrero de 2009

Filósofos y políticos

Por Enrique Ubieta Gómez

La tradición cubana (latinoamericana, y en buena medida, hispana) de pensamiento, corre por cauces muy terrenales: todos los esfuerzos teóricos se dirigen directa o indirectamente a la construcción de un modelo de nación –que varía según la época y el autor--, que borre las cicatrices sociales del colonialismo y del neocolonialismo y que restaure la justicia social. La obsesión "teórica" es en realidad una obsesión práctica. La tradición cubana de pensamiento –me gusta más ese término gaosiano, que el de filosofía--, tiene un parteaguas en el siglo XIX: la Guerra de los Diez Años. Antes de 1868 transcurrió lo que pudiéramos considerar como su período clásico, con figuras como Caballero, Luz, Varela, pero también Arango y Parreño y Saco, entre otros. Después de 1878, esa tradición se fractura en dos líneas, que según Cintio Vitier son la de la creación (José Martí) y la de la crítica (Varona, entre otros). Dos polos. De una parte, independentismo, creación, salto sobre el abismo; del otro, reformismo, academicismo positivista, una mirada crítica que en palabras de Martí "insectea en lo concreto".

Estos años que se inician en la última década del siglo pasado, volvieron a dividir el pensamiento cubano. Guardando las debidas distancias, no conozco a ningún filósofo cubano contemporáneo (en realidad, todos devenidos ensayistas), de las generaciones que nos preceden, de la mía o de las que nos suceden, que no sea un activo político. A veces el recorrido es sinuoso: de militar en la izquierda, pasaban a un declarado pero imposible apoliticismo o a un centro que nadie podía ubicar y que a la postre nadie nunca reconoció, para finalizar en una derecha abierta, militante. Hace ya un tiempo había leído esta declaración de Emilio Ichikawa, ex profesor de la UH, que llegó a Miami suponiéndose portador de una tercera posición:

"Curiosamente, muchos escritores salidos de las escuelas del señor Fidel Castro están abandonando la postura insolente de tratar de cambiar la llamada radicalidad del exilio, empeñándose ahora en entender y expresar dicha radicalidad en sus nuevos trabajos. Han relegado la fútil tarea de combatir el estereotipo de "intolerancia" y se disponen a asumirlo y sacarle partido. El prejuicio fijado sobre el exilio de Miami no es, en fin de cuentas, un error de percepción sino apenas la imagen que la sociedad global le ha fijado. Si no se puede romper el dogma, pues entonces hay que sacarle provecho. Sin complejos".

Declaración magnífica que –como aquel emblemático artículo de Rafael Rojas "El derecho de la derecha"--, enlazaba el nuevo oportunismo con una franca aceptación del dogma contrarrevolucionario. Pueden opinar alguna que otra vez contra los pasados excesos de Bush (siempre personalizándolos), tan vituperados, pero el rechazo visceral que manifiestan contra todo lo que diga, apoye o convenga a la Revolución cubana es tal que siempre estarán de acuerdo con lo que los neoconservadores hagan: a favor de la invasión de Irak, en contra de los procesos democráticos de Venezuela, de Bolivia o de Ecuador, a favor de Israel y sus criminales incursiones en Palestina, en contra del Che Guevara y a favor de Aznar y Montaner. Creo que el pensamiento emancipatorio cubano no puede ser negado de forma más rotunda. No en un sentido dialéctico, sino en el más burdo y chato, en su acepción de muerte. Si algún sentido tuvo la división propuesta por Rojas en los años noventa (que parecían los últimos de la Revolución), más allá de los calificativos vacuos de modernos o antimodernos, de utilitarios o utópicos, para definir a una u otra tendencia histórica, es el reconocimiento de que la Revolución cubana y su pensamiento provienen y se alimentan de la línea martiana. No porque esa línea fundacional, de creación, fuese excluyente, más bien lo contrario; porque ella sintetiza el pensamiento anterior y se abre hacia todos los confines. No hay Patria sin justicia social.

1 comentario:

  1. Camino
    Ubieta no esperes que Rafael Rojas responda a tus afiladas letras y mucho menos en este blog ¿Por qué?
    Primero: no olvides que el miedo paraliza, y este personajillo es un ratón.
    Segundo: Porque ustedes no pagan nada y si no hay dinero el personajillo no escribe.

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