lunes, 5 de octubre de 2009

¿Por qué EE.UU. debe terminar su guerra contra Cuba?

Ilustración: Alen Lauzán Falcón

Por Roberto Pérez Betancourt

El bloqueo económico que EE.UU. impone a Cuba desde hace medio siglo, anualmente es rechazado por la inmensa mayoría de los 192 países de la ONU, lo que debiera motivar más al gobierno de esa nación a cuestionarse: ¿por qué esas naciones corren el riesgo de oponerse al país más poderoso del planeta?
En 2008 votaron en contra del bloqueo 185 estados, y solo tres a favor, incluido EE.UU.
Todo el que quiera acceder a la verdad, puede hacerlo. Cuba ha vuelto a sustanciar este año en la Asamblea General de la ONU las razones socioeconómicas, morales y éticas que la llevan a insistir en la supresión del bloqueo económico, comercial y financiero.
Ha explicado que las afectaciones directas han causado más de 96 mil millones de dólares de pérdidas a la economía isleña (236 mil 221 millones de dólares, a los precios actuales del dólar norteamericano). Estas frías cifras se traducen en numerosas vidas perdidas e incontables recursos materiales impedidos de ser adquiridos.
En esos aspectos, esta criminal guerra también daña al propio pueblo norteamericano, porque le niega el derecho a comerciar, beneficiarse de productos y servicios cubanos a bajo costo, disfrutar de asistencias terapéuticas exclusivas en Cuba, y de pasar sanas vacaciones en uno de los países más cálidos, tranquilos y apacibles del universo.
Es ampliamente conocido que esa política anticubana sostiene también la "industria" de la contrarrevolución, de la cual forma parte el bloqueo, y mediante la que se pagan prebendas a personeros de la mafia anexionista asentada en Miami, utilizando cuantiosos fondos de los contribuyentes norteamericanos.
Obama suprimió algunas de las más impopulares restricciones a los cubanos residentes en EE.UU. decretadas por su antecesor Bush, en relación con los viajes a la Isla y el envío de remesas monetarias a sus familiares. Pero se mantiene la prohibición de hacerlo a cubanos residentes en los EE.UU. que no tengan familiares en la Mayor Antilla.
Nada se ha hecho para restablecer el derecho constitucional de los ciudadanos norteamericanos de trasladarse libremente a Cuba.
En el presente se conserva intacta la estructura real del bloqueo, incluida su ilegal extraterritorialidad, que impide a subsidiarias de empresas en otras naciones mantener vínculos comerciales normales con la Isla bajo la coacción de sancionarlas severamente. Entre enero y septiembre del 2009 fueron multadas 23 empresas o individuos.
Pormenorizada relación de esos hechos aparece en el informe que este año Cuba rindió ante la ONU sobre el tema, al igual que nombres y apellidos de niños que esperan por complejas operaciones del corazón, las cuales no se pueden realizar porque se impide a la Isla adquirir productos esenciales para esa labor humanitaria.
Son solo algunas de las razones a la vista, que explican por qué Estados Unidos debe terminar esta guerra económica contra la pequeña isla caribeña. La activa solidaridad de los pueblos que admiran la resistencia de los cubanos, y el respaldo creciente de quienes se abren a la verdad, siguen siendo factores esenciales para dilucidar esta disyuntiva entre la razón y la maldad.

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