El presidente Barack Obama cumplió su palabra durante el lanzamiento ceremonial de la primera bola en el Juego de Estrellas: su tiro al plato no fue de piconazo, aunque estuvo algo bajo.
Se dice que el presidente practicó tiros la noche del lunes en los jardines de la Casa Blanca para lograr que la pelota llegase hasta el plato sin tocar antes el terreno en el Busch Stadium de San Luis.
En lo que respecta a su gestión como mandatario de la nación norteamericana, el presidente debía calentar el brazo con similar ahínco. Hasta ahora, sus “cambios” de bola no pasan de eso.
Sobre todo en lo que respecta a la política exterior estadounidense, con alguna que otra curva retórica, sus bolas siguen marcando -en el stadium de Bush, en Washington-, el mismo "wild pitch" imperial.
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