Por Atilio Borón
Está en todos los detalles, y nada del mundo le es ajeno. “Dios –me dijo hace ya unos años– está en los detalles.” Sigue fiel a ese axioma y sigue examinando los datos de la realidad con compulsivo empecinamiento. “Obama es un buen hombre –dice–, pero la presidencia es una cosa y el imperio es otra. Tiene sus leyes, sus intereses, sus relaciones de fuerza.” El hombre al que diez presidentes de la mayor potencia económica y militar de la historia trataron de derribar y, en algunos casos, asesinar, no revela el menor atisbo de resentimiento o de odio. Siente una cierta simpatía por Obama, un joven afronorteamericano cuya sola presencia irrita hasta lo indecible a los muchos racistas y a la derecha radical de Estados Unidos. Pero, conocedor como pocos del imperio, sabe que las resistencias a cualquier iniciativa de cambio serán formidables y que los intereses dominantes no se van a arredrar por las intenciones reformistas de un ocasional ocupante de la Casa Blanca. Mientras tanto, sigue leyendo y estudiando, como antes o, mejor, más que antes. Comenta que al acervo de conocimiento científico se duplica cada 14 años, y que la tendencia es hacerlo en un plazo cada vez menor. Me sorprende preguntándome “¿Qué buen estudio conoces sobre el pensamiento de Gramsci?”. Mientras proceso mentalmente la lista de los “gramsciólogos” no puedo dejar de pensar al mismo tiempo en cuántos jefes de Estado, o ex presidentes o jefes de Estado, podrían haberme hecho una pregunta similar, referida a Gramsci en el caso de los que se referencian en la izquierda, o a un autor como Hayek para los que se identifican con la derecha. ¿Quiénes? Muy pocos. Probablemente Hugo Chávez. Conclusión: Fidel pertenece a otra galaxia. › Leer Más
› Una reunión que valió la pena
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