lunes, 25 de marzo de 2019
Luis Almagro: ¿un ignorante en materia de torturas?
Por M. H. Lagarde
A tono con la seguidilla lanzada por el actual Secretario de Estado y ex director de la CIA, Mike Pompeo, de que “Cuba es el verdadero poder imperialista en Venezuela", el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, acaba de denunciar el "uso sistemático de la tortura en Venezuela con apoyo de Cuba, un crimen de lesa humanidad que debe investigarse sin demora".
Según un despacho de AFP, el Secretario General del Ministerio de Colonias señaló, entre otros abusos: "torturas psicológicas y físicas sádicas", "brutales golpizas", "descargas eléctricas", "asfixias" y "violaciones sexuales", algo que no solo forma parte de la vida cotidiana en los barrios marginales de Washington, donde radica la sede de la OEA, sino que, además debe, de algún modo, formar parte de su memoria histórica.
Es de esperar que, por lo menos durante su infancia y adolescencia, Luis Almagro, uruguayo de nacimiento, haya oído hablar del plan Condor al que Wikipedia describe como: "el plan de coordinación de acciones y mutuo apoyo entre las cúpulas de los regímenes dictatoriales del Cono Sur de América del Sur —Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y esporádicamente, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, —con participación de los Estados Unidos".
De acuerdo con esa enciclopedia en línea, el plan llevado a cabo entre las décadas de 1970 y 1980, para borrar de la faz de la tierra la influencia comunista en latinoamerica: "implicó, oficial y directamente, el seguimiento, vigilancia, detención, interrogatorios con tortura, traslados entre países, y desaparición o asesinato de personas consideradas por dichos regímenes como «subversivas del orden instaurado, o contrarias a su política o ideología».
Según solo los llamados «Archivos del Terror» hallados en Paraguay en 1992 la cifra de víctimas alcanzó las 50 000 personas asesinadas, 30 000 «desaparecidas» y 400 000 encarceladas.
Pero si no le gusta la historia, y realmente está interesado en investigar sobre la tortura, Almagro solo tiene que imitar al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y darse una vuelta por el cuartel general de la CIA, cuya directora, Gina Haspel, tiene una amplia experiencia en el tema.
Como se sabe, Haspel lleva más de 30 años en la agencia de inteligencia y supervisó un programa de torturas en Irak desde una prisión secreta que dirigía en Tailandia en la que estuvieron detenidos Abu Zubaydah y Abd al Rahim al Nashiri, los colaboradores de Bin Laden, que fueron sometidos hasta 80 veces a la técnica de tortura conocida como waterboarding, es decir, ahogamiento en agua, además de haber sufrido desnudez forzada, privación de sueño, aislamiento y bajas temperaturas, posiciones de estrés, asaltos físicos y privación de alimentos sólidos.
Y a propósito de cárceles y torturas. Si su encuentro con Haspel no le resultara suficiente, para completar su investigación, el Ministro de Colonias bien podría darse un viajecito al campo de concentración de Estados Unidos, enclavado en la ilegal base de Guantánamo, Cuba, sobre el cual la OEA, evidentemente, no conoce nada.
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