jueves, 8 de noviembre de 2012

La Langosta venció al Cerdo en cerrada votación efectuada en la SINA

Mercenarios en Cuba ejercen el voto por el presidente de una potencia extranjera

El que no vota no come


El Señor John Caulfield, Jefe de la Oficina de Intereses de La Habana y su esposa, la Sra. Nancy Caulfield, le dan la bienvenida a los "simbolicos" ciudadanos norteamericanos
Por M. H. Lagarde

Fotos: Facebook SINA

Aunque un poco tarde, quizás para estar a tono con el retraso del conteo de los votos en Miami, nos acaban de llegar los resultados de la votación “simbólica”, efectuada por los mercenarios cubanos en casa del jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, durante las pasadas elecciones generales de EE.UU.
Según reportes, los resultados de la elección anexionista fueron los siguientes:
De los 65 mercenarios cubanos que participaron en la votación, 35 ejercieron su voto a favor de la langosta y otros 20 a favor de la brocheta de cerdo que se ofrecieron como platos fuertes de la “fiesta” anexionista. Como verdaderos demócratas, diez se abstuvieron.
En el "party" de la (su)misión, que duró alrededor de dos horas, de las 8 hasta las 10 de la noche, y en el estuvieron además presentes diplomáticos de Europa y Asia, se habilitó una urna con una bandera norteamericana y entregaron sellos con las figuras representativas de los partidos contendientes: El Burro y El Elefante.
A disposición de los mercenarios se pusieron también dos salas, ambas con pantallas gigantes con la señal en vivo de la CNN y cinco laptops con acceso libre a internet para que los participantes accedieran a las redes sociales durante 10 minutos. Una funcionaria de la oficina diplomática se encargaba de que se cumpliera estrictamente con el tiempo de máquina estipulado, algo que no resultó nada difícil pues los mercenarios estaban más interesados en las exquisiteces que prometía la cena que en las predicciones de la CNN o en acceder a Twitter o Facebook.
Por tal motivo fue necesario que algunos de los principales funcionarios de la SINA se dedicaran “torear” a los “simbólicos” ciudadanos norteamericanos  para que dejarán de mirar  a la mesa servida -además del coctel de langosta y las brochetas de cerdo-, con crema de atún, galleticas de crema de queso con pescado, dulces de chocolate, palomitas de maíz y pizzetas, y ejercieran, por fin, su libre elección anexionista.
De hecho, el acto de votar por el presidente de una potencia extranjera, devino en una suerte de tique para poder acceder a la comida, así como  al amplio  surtido de bebidas: champán, cerveza bucanero, vino tino, vino blanco, whisky vodka, refrescos y jugos naturales.
Entre las luminosas estrellas del anexionismo cubano que desfilaron la noche de elecciones por la alfombra roja de casa del Jefe de la SINA, se  encontraban Bertha Soler y su esposo, Héctor Maseda y la hija de la difunta Laura Pollán, el doble agente Elizardo Sánchez Santa Cruz, alias El Camaján, Manuel Cuesta Morúa, Sara Marta Fonseca, el niño mimado de los yanquis, Antonio Rodiles, la comedora de aguacates Marta Beatriz, con su secretario Arnaldo Ramos, René Manzano, Félix Bonne, el “guagüero” Oscar Elías Biscet y los periodistas dependientes de la SINA Víctor Manuel Domínguez y Jorge Olivera.
Los grandes momentos del “party” mercenario fueron protagonizados por la Dama de Verde, Ivonne Mayesa Galán y la Condesa del Aguacate, Marta Beatriz Roque.
La primera, dejó boquiabiertos a anfitriones e invitados al presentarse  con un vestido rojo, de sobresaliente doble escote, que dejaba al descubierto sus carnes tanto por arriba como por abajo; mientras la segunda, trató de “empoderarse” de la repartición de las palomitas de maíz por lo que se llevó un regaño de uno de los camareros.
Como siempre, terminada la fiesta, los comensales, más que hablar de las bondades de una “democracia” bipartidista de un único sistema, expresaron su descontento por lo frugal que resultó la cena.

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