Por Michael Moore y Oliver Stone
Nuestra profesión como cineastas hemos defendido que los medios de comunicación en los Estados Unidos fracasan con regularidad en informar a los estadounidenses sobre las desagradables acciones de nuestro propio gobierno. Por consiguiente, estamos muy agradecidos con los logros de WikiLeaks, y aplaudimos la decisión de Ecuador de conceder asilo diplomático a su fundador, Julian Assange, quien vive actualmente en la embajada ecuatoriana en Londres.
Ecuador ha actuado según los principios de los derechos humanos internacionales. Además, lo apropiado de la decisión del gobierno ecuatoriano se demuestra en la reacción del gobierno británico al amenazar con violar los sacrosantos principios de las relaciones diplomáticas e invadir así la embajada para arrestar a Assange.
Gracias a la creación de WikiLeaks, se han revelado las secuencias fílmicas de los indiscriminados “Asesinatos Colaterales” contra la población civil en Bagdad perpetrados por los helicópteros Apaches estadounidenses. También ha visto la luz la verdad sobre las guerras en Irak y Afganistán, la confabulación de los Estados Unidos con la dictadura en Yemen para ocultar nuestra responsabilidad en los bombardeos ocurridos allí, y lo último pero no menos importante, que la administración de Obama ha presionado a otras naciones para que no enjuicien a oficiales de la era Bush por casos de tortura, entre otras cosas.
Como era de suponer, la respuesta de aquellos que preferirían que los estadounidenses permanecieran en las sombras ha sido feroz. Los principales líderes en ambos partidos han catalogado a Assange como un “terrorista de alta tecnología”. Y la Senadora Dianne Feinstein, demócrata de California que lidera el Comité Selecto de Inteligencia del Senado exigió que Assange debía ser procesado según la Ley de Espionaje. La mayoría de los estadounidenses, británicos, y suecos desconocen que Suecia no ha acusado formalmente al Sr. Assange de ningún delito. Más bien emitió una orden de arresto para interrogarlo sobre las acusaciones de asalto sexual in 2010.
Dichas denuncias deben ser profundamente investigadas antes que al Sr. Assange lo trasladen hacia otro país donde quede fuera del alcance del sistema de justicia sueco. Pero son precisamente los gobiernos británicos y suecos los que entorpecen la investigación, no el Sr. Assange.
Las autoridades suecas han viajado a otros países para llevar a cabo interrogatorios cuando ha sido necesario, y el fundador de WikiLeaks ha dejado claro su voluntad para ser interrogado en Londres. Además, el gobierno ecuatoriano le propuso al gobierno sueco que interrogaran al Sr. Assange en la propia embajada de Ecuador. Suecia rechazó ambas propuestas.
El señor Assange también se ha comprometido a viajar a Suecia inmediatamente si el gobierno sueco se compromete a no extraditarlo a Estados Unidos. Funcionarios suecos no han mostrado interés en explorar esta propuesta, y hace poco el canciller Carl Bildt le dijo claramente a un asesor legal del Sr. Assange y WikiLeaks que Suecia no haría tal promesa. El gobierno británico también tendría derecho en virtud del tratado pertinente a evitar la extradición del señor Assange a EE.UU desde Suecia, y también se ha negado a prometer que usaría este poder. Los intentos de Ecuador para facilitar ese acuerdo con ambos gobiernos fueron rechazados.
En su conjunto, las acciones de los gobiernos británico y sueco nos sugieren que su agenda real es enviar al Sr. Assange a Suecia. A causa de los tratados y de otras consideraciones, él podría ser más fácilmente extraditado a Estados Unidos desde allí para enfrentar cargos. El señor Assange tiene todas las razones para temer tal resultado. El Departamento de Justicia ha confirmado recientemente que siguen investigando a WikiLeaks, y documentos del gobierno australiano recién divulgados el pasado febrero exponen que la investigación de EE.UU. sobre la posible conducta criminal del señor Assange ha estado en curso durante más de un año. WikiLeaks ha publicado correos electrónicos de Stratfor, una empresa privada de inteligencia, que indican que un gran jurado ya emitió una acusación formal sellada del señor Assange. Y la historia indica que Suecia cedería ante las presiones de Estados Unidos para entregar al Señor Assange. En 2001, el gobierno sueco entregó a la CIA dos egipcios que buscaban asilo, quienes posteriormente fueron entregados al régimen de Mubarak para que fueran torturados.
Si el Sr. Assange es extraditado a los Estados Unidos, las consecuencias van a reverberar durante años en el mundo. Assange no es ciudadano estadounidense, y ninguna de sus acciones ha tenido lugar en suelo americano. Si Estados Unidos puede enjuiciar a un periodista en estas circunstancias, los gobiernos de Rusia y China podrían, bajo esa misma lógica exigir que periodistas extranjeros en cualquier lugar del mundo sean extraditados por violar sus leyes. El establecimiento de este precedente debe preocupar profundamente a todos, admiradores o no de WikiLeaks.
Instamos al pueblo de Gran Bretaña y Suecia a exigir a sus gobiernos que respondan algunas preguntas básicas: ¿Por qué las autoridades suecas se niegan a interrogar al Sr. Assange en Londres? ¿Y por qué ninguno de los dos gobiernos promete que el Sr. Assange no será extraditado a los Estados Unidos? Los ciudadanos de Gran Bretaña y Suecia tienen una oportunidad única para adoptar una postura a favor de la libertad de expresión en nombre del mundo entero.
Tomado de The New York Times
Michael Moore y Oliver Stone son cineastas galardonados con los Premios
Oscar.
TRADUCCCIÓN AL ESPAÑOL: Sergio Paneque y Jorge Mesa - Equipo de traductores de CUBASI
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