Por M. H. Lagarde
”Los días del Gobierno cubano están cerca de su fin, en momentos en que la economía está en ruinas y la enfermedad del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, pone en riesgo la crucial ayuda financiera que le brinda a la isla caribeña”, dijo a EFE el terrorista Luis Posada Carriles.
"Eso se está acabando, aquello se enturbió, aquello es terror, la economía está destruida. Eso ningún un país lo puede aguantar”, dijo el ex torturador de la DISIP y traficante de drogas del Irangate, desde su guarida miamense.
El vaticinio y las diatribas de Posada, las mismas que desde hace 50 años realizan los asesinos que hallaron refugio en Miami tras el triunfo de la Revolución, son posibles luego de que agencias de prensa como EFE o cadenas como la BBC han comenzado a amplificar la voz del connotado terrorista internacional, que reside libremente en Miami, bajo la protección de la mafia de congresistas de origen cubano que gobiernan esa ciudad del Sur de la Florida.
El también ex agente de la CIA, declaró a EFE que apoya la “libertad” de su país "sin faltar a ninguna ley de los Estados Unidos”.
En realidad, la libertad de la que goza en Miami el Ben Laden americano, quien voló un avión con 73 personas a bordo en Barbados (1976) y es el responsable de una ola de atentados con bombas en La Habana (1997), no solo viola las leyes de EE. UU., sino que además pone en entredicho a todo el sistema judicial del país que se autoproclama líder mundial en la lucha contra el terrorismo.
Cada declaración de Posada a la prensa, por “pintoresca” que sea, les recuerda a los cubanos de la Isla quiénes son los “luchadores por la libertad” de Miami que desean una transición “pacífica” para Cuba.
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