miércoles, 20 de abril de 2011

La política subversiva de EE.UU. contra Cuba


Por Aixa Estrella Alfonso Guerra

La serie documental "Razones de Cuba", de la televisión nacional, trasmitió recientemente los capítulos "Mentiras bien pagadas" y "Fabricando un líder", las cuales revelan la política subversiva de EE.UU. contra la Isla.
   No hay dudas de que la Agencia Central de Inteligencia (CIA), opera contra la nación cubana con similar intensidad desde hace 50 años. El cambio radica en sus métodos, cada vez más sofisticados.
   Emplean para sus campañas contrarrevolucionarias las nuevas tecnologías de la comunicación y cuentan con el apoyo financiero del Instituto Republicano Internacional (IRI) y del Departamento de Estado, que patrocinan el  "Programa Cuba" de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID).
   No solo la USAID y el IRI realizan el trabajo sucio, existen otras instituciones con fachada de ONGs que llevan a cabo actividades provocadoras y distorsionan la realidad cubana, presentando la imagen negativa del quehacer cotidiano del país.

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   Frank Carlos Vázquez -el joven agente Robin para la Seguridad del  Estado- fue reclutado mediante la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana (SINA) con vistas al "proyecto cultural" de solapadas intenciones.
   En el material televisivo explicó cómo entre las misiones encomendadas por funcionarios de esa sede diplomática figuraba la de aglutinar, alrededor de un Centro Cultural Independiente, a grupos de artistas con posibilidades de influencia mediante sus obras.
  Igual propósito tuvo el acercamiento a otros profesionales cubanos, como Raúl Capote, el agente Daniel para la Seguridad, quien en el último capítulo trasmitido de la serie "Las razones de Cuba",  denunció cómo la CIA y otros funcionarios de Washington tratan de desestabilizar a la Revolución, financiar grupos contrarrevolucionarios y crear líderes con credibilidad.
   Se observa además, en los documentos desclasificados y recién publicados, el intento de manipular a determinados jóvenes,  previamente estudiados por ellos, para utilizarlos en las campañas de mentiras y desinformación que a diario tejen los medios al servicio de las transnacionales del imperio.
   Instalar redes de comunicación satelital y subvertir el orden institucional en Cuba, con hechos que justifiquen otras acciones agresivas, son propósitos esenciales de esa política que proyecta la Casa Blanca.
   Recordemos las estrategias que en la década de los años de 1990 fueron ejecutadas por los servicios de inteligencia estadounidenses en Europa del Este para revertir sistemas sociales e inmiscuirse en los asuntos internos de esos países. Esa asignatura bien vale que los pueblos no la olviden.
   No obstante, las expectativas creadas en el mundo por la administración de Barack Obama al asumir la presidencia de EE.UU., la penetración ideológica y la subversión continúan como instrumentos de presión contra los procesos revolucionarios en América Latina y otras latitudes.
   Potenciar el desarrollo de nuevas tecnologías y prepararnos para los cada vez mayores desafíos, sobre todo la juventud cubana, deviene insoslayable necesidad de estos tiempos.
   La política imperial no ha renunciado al empleo de la intervención militar,  por el contrario,  hoy la disfrazan de “ayuda  humanitaria” para invadir aquellos rincones del planeta en los cuales consideran que sus intereses hegemónicos peligran. El Oriente Medio, en particular Libia, es el ejemplo más reciente de esa tenebrosa maquinaria que es la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
   Los cubanos, que conocemos bien de cerca al monstruo que a 90 millas nos acecha, estamos conscientes de que en el imperialismo, como dijera el Ché: "(…) no se puede confiar, ni tantito así (…)". (Por Aixa Estrella Guerra Alfonso, AIN)    

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