Por M. H. Lagarde
Desde que en 1960 el entonces presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower ordenó que respecto a las agresiones contra Cuba era preciso mantener oculta la mano de los Estados Unidos, hasta el “Informe de la Comisión para la Asistencia a una Cuba Libre”, más conocido como el Plan Bush, donde se estipula que deben incrementarse: “los esfuerzos directos con gobiernos de terceros países dispuestos a desarrollar una política fuerte y pro-activa para apoyar la sociedad civil en Cuba, incluyendo la “oposición” y desarrollar un marco político para la asistencia a una Cuba “post-dictadura”, once administraciones norteamericanas han usado a las ONG, principalmente de países europeos, como tapadera de la labor de sus servicios de inteligencia.
La estrategia de tira la bomba y esconde la mano, utilizada durante medio siglo por Estados Unidos contra Cuba, pretende esencialmente, además de encubrir la participación de Estados Unidos, ampliar las vías encubiertas a través de las cuales fomentar la contrarrevolución así como tratar de dar una imagen de que la condena contra la revolución no es un asunto solo de Washington, sino un reclamo de la comunidad internacional.
Una buena parte de las ONG, que utilizan el dinero del contribuyente norteamericano, para la subversión en la Isla, se encuentra en los antiguos países socialistas de Europa del Este, los cuales, en pago a su papel de lacayos, esperan el apoyo imperial para poder insertarse en el esquema político y militar europeo (UE y OTAN).
Como fue denunciado en el documental recientemente transmitido por la televisión cubana, “Razones de Cuba: Mentiras bien pagadas”, entre las ONG radicadas en terceros países que reciben dinero de la USAID, o de organizaciones fachadas de la CIA -como Freedom House y la NED- para llevar a cabo acciones anticubanas se destaca la Fundación eslovaca PONTIS la cual desarrolla proyectos subversivos en países como Belarus y Cuba.
Desde su surgimiento luego de la caída del campo socialista, y en el contexto de las llamadas Revoluciones de Colores, PONTIS ha establecido estrechas relaciones con instituciones estadounidenses para promover acciones de “cambios de régimen en países con gobiernos tiránicos” en aquellos países que se resisten a subordinarse a la dictadura mundial encabezada por el gobierno norteamericano.
En el caso especifico de Cuba, PONTIS ha colaborado con otras ONG del este europeo como People in Need y People in Perin, también eslovaca, así como con el Comité Internacional por la Democracia en Cuba, organización creada y financiada por el Instituto Internacional Republicano (IRI), que preside John McCain.
Tanto el IRI como la USAID son los principales financistas de PONTIS. Solo entre octubre de 2008 y septiembre de 2009, la fundación eslovaca recibió 108 millones de dólares destinado a brindarle ayuda a la contrarrevolución interna en Cuba.
Se supone que el dinero del contribuyente norteamericano facilitado por el IRI y la USAID sirva para derrocar a la Revolución cubana mediante acciones de apoyo a los presos contrarrevolucionarios, facilitar la entrada clandestina a la Isla de materiales para entrenar en Cuba a los mercenarios en lo que ellos llaman “periodos de transición”, brindarle apoyo material y técnico a contrarrevolución interna, en especial los “presos políticos” y fomentar acciones de apoyo a los llamados “disidentes” en Europa del Este.
Según algunos investigadores, uno de los principales intereses de la USAID es usar a la Fundación PONTIS como promotora en Cuba de las llamadas “revoluciones de colores” y para ello cuenta con personajes de la catadura moral de Francisco Chaviano González quien, según el programa del IRI que subvenciona a PONTIS, es el líder de una organización contrarrevolucionaria llamada Unidad Liberal de la República que reúne nada menos que a un grupo de 17 organizaciones.
La falsedad de semejante aseveración -dichas organizaciones solo existen en la cabeza del estafador Francisco Chaviano-, dan una idea clara de cuál es el verdadero destino que hacen el IRI y la USAID del dinero del contribuyente norteamericano.
Como escribió Jonathan Farrar, actual jefe de la Misión de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana en uno de los cables develados recientemente por Wikileaks:
“Habiendo dicho eso, vemos muy poca evidencia de que las organizaciones disidentes de la línea principal tengan mucha resonancia entre los cubanos de a pie. Sondeos informales que hemos realizado entre postulantes a visas y refugiados no han mostrado virtualmente ninguna percepción de personalidades o agendas disidentes. A juzgar por las reacciones que hemos escuchado de nuestros contactos disidentes, la acusación más dolorosa hecha por los comentaristas fue que los disidentes son viejos y fuera de contacto. Muchos de los dirigentes del movimiento disidente son por cierto comparativamente viejos. Antiguos disidentes XXXXXXXXXXXX tienen más de 60 años. Otros como Francisco Chaviano y su esposa Ana Aguililla, René Gómez Manzano y Oswaldo Paya tienen bastante más de 50”.Más claro, ni el agua.
(...)
“Cuando interrogamos a dirigentes de la oposición sobre sus programas, no vemos plataformas hechas para atraer a una amplia muestra representativa de la sociedad cubana. En su lugar, su mayor esfuerzo se dirige a obtener suficientes recursos para mantener en vida de un día al otro a los principales organizadores y a sus principales seguidores”.
VEA VIDEO DONDE EL HOMBRE DE PONTIS EN CUBA SE CAE A TROMPADAS, POR DINERO, CON OTRO MERCENARIO
No hay comentarios:
Publicar un comentario