Aunque hasta ahora los diplomáticos de la SINA fueron excesivamente cuidadosos en distanciar a la nueva mercenaria de sus oficinas en La Habana, se sabe que Michael Parmly y la bloguera Yoani Sánchez se encontraron en numerosas ocasiones.
Por M. H. Lagarde
En un evidente intento de poner el parche ante que salga el grano, el exjefe de la SINA Michael Parmly ha declarado, en entrevista concedida para la publicación Le Temps que: "Lamentaría mucho que las muchas conversaciones que sostuvo con la bloguera Yoani Sánchez se hicieran públicas".
La declaración de quien fuese el Jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana desde septiembre 2005 hasta julio de 2008, aparece junto a otras consideraciones del diplomático sobre los cables firmados por él y filtrados por Wikileaks.
La confesión de Parmly sobre "sus muchas conversaciones" con la bloguera mercenaria confirma que el interés de la SINA sobre este personaje de la "disidencia" cubana es anterior al revelado por su sustituto, Jonathan Farrar, quien en un cable de abril del 2009, apuntaba: "La fama internacional lograda por unos pocos, como la bloguera Yoanny Sánchez, alimenta más celo entre las organizaciones disidentes tradicionales y les impide trabajar con las incipientes redes que comienzan a formar las generaciones más jóvenes".
Hasta ahora la bloguera ha guardado total silencio sobre la mención que se hace en otro de los cables sobre la visita que la Subsecretaria de Estado para América Latina, Bisa Williams, realizara a su modesto apartamento en septiembre de 2009.
Ahora queda esperar para saber si los cables sobre los muchos encuentros de Michael Parmly con la bloguera resultarán más reveladores que el que narra un encuentro con la funcionaria de más alto rango del gobierno de Estados Unidos que en los últimos años ha visitado la Isla.
¿De qué hablaban Parmly y Yoani en sus numerosas entrevistas? ¿De la falta de internet en la Isla?. No es probable. Uno de los cables firmados por Parmly asegura que la SINA cuenta con dos salones para que los mercenarios a su servicio puedan acceder a la red y hace mención a otras embajadas en La Habana que ofrecen similar servicio a los “disidentes”. ¿Sobre la carencia en los mercados de mandarinas y canisteles? Tal vez.
Por ahora la nueva revelación de Parmly sobre su relación con la mercenaria deja claro que los cuatro jóvenes "rebeldes" a los que supuestamente representa Yoani Sánchez no se diferencian, aunque Farrar pretenda demostrar lo contrario,
de la desprestigiada "disidencia" clásica.
Por mucho que quiera tapar el “parche” de Parmly, deja al descubierto que tanto los llamados jóvenes contrarrevolucionarios, como sus antecesores, tienen un esencial punto en común: su total dependencia y subordinación al gobierno de EE.UU..
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