Por M. H. Lagarde
En una foto que ilustra la primera plana de la página digital de El Nuevo Herald se muestran claramente los folletos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que las Damas de Blanco, y otros mercenarios, recibieron el pasado lunes 6, en jabas de nylon, de manos de los funcionarios de la oficina de intereses de Estados Unidos en La Habana.
Casualmente la foto utilizada por el periódico de Miami es usada para ilustrar una información donde según un cable sacado a la luz por Wikileaks el Vaticano le pide a Estados Unidos que mejore sus relaciones con el gobierno cubano a fin de evitar un "baño de sangre".
En el cable el Vaticano también reclama a Estados Unidos que "evite acciones unilaterales contra Cuba'' debido a que "pueden ser utilizadas por los hermanos Castro y por Hugo Chávez'' como arma política. Cualquier acción de este tipo, agrega el documento: "jugará a favor del núcleo duro del régimen que retrata a Estados Unidos como intrínsecamente hostil''.
Los diplomáticos estadounidenses informaron además que, según el Vaticano: "si la gente reacciona con violencia, algunos dentro y fuera de Cuba podrían culpar a Estados Unidos por haber contribuido a esa situación''.
Al gobierno de Estados Unidos, demás está decirlo -como lo demuestra la reciente entrega de jabas e instrucciones a mercenarios en su sede diplomática en La Habana-, le importa un rábano las advertencias del Vaticano.
Con su habitual falta de creatividad, el Departamento de Estado norteamericano trata de replicar en Cuba planes similares al orquestado en Irán a raíz de las últimas elecciones en ese país.
El real contenido de las jabas de la SINA es lograr que actos como los protagonizados el pasado día 9, diseñados y coreografiados por los funcionarios diplomáticos estadounidenses, por el grupo mercenario Damas de Blanco generen un incidente violento en la Isla.
La provocación injerencista, devenida “hecho sangriento”, sería reportada entonces, como muestra de la “represión y falta de libertad” existente en la Isla, por los soldados de la diplomacia pública 2.0: grupos de blogueros y activistas en twitter y facebook que el Departamento de Estado entrena y financia para abrir “grietas” en las llamadas sociedades “cerradas”.
Una bloguera mercenaria como Yoani Sánchez, -por fin- tendría la oportunidad de justificar el desmesurado sueldo, que disfrazado de premios, sus contratistas le confieren.
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