Por Miguel Ángel Ferrer
El pasado 6 de junio de 2010, el diario "El Nuevo Herald", periódico insignia de la contrarrevolución cubana, asentada fundamentalmente en la ciudad de Miami, en el estado de la Florida, publicó un breve texto, bajo la firma del reportero Juan O. Tamayo, en el que se informa que "dos congresistas federales liberaron 15 millones de dólares destinados a financiar programas a favor de la democracia en Cuba".
"Se espera -continúa la nota- que el Departamento de Estado y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) distribuyan en los próximos meses los fondos a los grupos de la sociedad civil cubana en forma de suministros como computadoras, medicinas y ayuda a las familias de los disidentes encarcelados".
El Congreso de EU asignó 20 millones de dólares en fondos para "Asistencia a la Democracia en Cuba" en el año fiscal que termina en septiembre, pero los recursos no se liberaron. El proceso de asignación se detuvo cuando "las autoridades cubanas arrestaron el 3 de diciembre a Alan P. Gross, un subcontratista de USAID oriundo de Potomac, Maryland, encargado dedistribuir sistemas telefónicos satelitales a personas y grupos" que, como es cosa pública y bien sabida, realizan actividades en pro de derrocamientodel gobierno cubano.
De modo que el mismísimo vocero de la contrarrevolución terrorista de Miami nos hace saber que el gobierno de EU financia con dinero público actividades que declaradamente buscan el derrocamiento del gobierno de la isla.
Ese financiamiento oficial estadounidense proveyó de recursos materiales y de dinero al tristemente célebre grupo de los 75 autollamados disidentes. Y el flujo de dinero para esos agentes de la USAID sólo se detuvo cuando fueron detenidos, enjuiciados y encarcelados. Y si bien la mayoría de ellos ya se encuentra en libertad y viviendo en España, ninguno volverá a disfrutar de ese sustancioso sueldo, pues fuera de la isla han dejado de ser útiles a los propósitos agresivos y desestabilizadores de la USAID.
Pero que esos agentes de Washington ya liberados no reciban los generosos estipendios de la USAID no significa que el flujo de dinero de esta agencia de espionaje, intervención y desestabilización de gobiernos insumisos se suspenda, cancele o finiquite. El dinero seguirá fluyendo, sólo que hacia otros destinatarios. Hacia otros aspirantes a un sueldo por realizar trabajos sucios en contra de su propia patria.
Caídos en desgracia algunos de sus empleados, la USAID se encargará de reclutar nuevos agentes. Y, como en un permanente ritornelo, esos nuevos personeros conspirarán contra su patria, recibirán su recompensa económica por cuenta de EU y, eventualmente, serán detenidos, enjuiciados y encarcelados. Y tras las rejas o en el extranjero, y por ello ya inútiles a los designios del patrón yanqui, esas asignaciones monetarias encontrarán algunas otras manos ambiciosas e indignas que no se avergüencen de recibir dinero por realizar el papel de traidoras a su patria, y que terminen, como sus antecesoras, en la cárcel.
La USAID, desde luego, quisiera ver derrocado al gobierno cubano. Pero ante la absoluta imposibilidad de la empresa, insiste, al menos, en el proceso de fabricación de agentes presos. Éstos dan pretexto para las campañas mediáticas y mentirosas contra Cuba. Y sirven igualmente para que EU y la Europa ultraconservadora, xenófoba, racista e imperialista justifiquen el bloqueo económico y la inhumana guerra de baja intensidad desatada contra la isla.
¡A fabricar disidentes, a fabricar presos de conciencia, a fabricar mártires de la libertad! Para eso sobra el dinero. Inacabables millones de dólares.
Para corromper almas débiles, para trocar la dignidad humana en su contrario. Para prostituir a los enajenados, a los que quieren vivir sin trabajar, a esa novedosa tipología social de buscavidas que desfilan vestidas de blanco.
Publicado en la Revista Libertas
El pasado 6 de junio de 2010, el diario "El Nuevo Herald", periódico insignia de la contrarrevolución cubana, asentada fundamentalmente en la ciudad de Miami, en el estado de la Florida, publicó un breve texto, bajo la firma del reportero Juan O. Tamayo, en el que se informa que "dos congresistas federales liberaron 15 millones de dólares destinados a financiar programas a favor de la democracia en Cuba".
"Se espera -continúa la nota- que el Departamento de Estado y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) distribuyan en los próximos meses los fondos a los grupos de la sociedad civil cubana en forma de suministros como computadoras, medicinas y ayuda a las familias de los disidentes encarcelados".
El Congreso de EU asignó 20 millones de dólares en fondos para "Asistencia a la Democracia en Cuba" en el año fiscal que termina en septiembre, pero los recursos no se liberaron. El proceso de asignación se detuvo cuando "las autoridades cubanas arrestaron el 3 de diciembre a Alan P. Gross, un subcontratista de USAID oriundo de Potomac, Maryland, encargado dedistribuir sistemas telefónicos satelitales a personas y grupos" que, como es cosa pública y bien sabida, realizan actividades en pro de derrocamientodel gobierno cubano.
De modo que el mismísimo vocero de la contrarrevolución terrorista de Miami nos hace saber que el gobierno de EU financia con dinero público actividades que declaradamente buscan el derrocamiento del gobierno de la isla.
Ese financiamiento oficial estadounidense proveyó de recursos materiales y de dinero al tristemente célebre grupo de los 75 autollamados disidentes. Y el flujo de dinero para esos agentes de la USAID sólo se detuvo cuando fueron detenidos, enjuiciados y encarcelados. Y si bien la mayoría de ellos ya se encuentra en libertad y viviendo en España, ninguno volverá a disfrutar de ese sustancioso sueldo, pues fuera de la isla han dejado de ser útiles a los propósitos agresivos y desestabilizadores de la USAID.
Pero que esos agentes de Washington ya liberados no reciban los generosos estipendios de la USAID no significa que el flujo de dinero de esta agencia de espionaje, intervención y desestabilización de gobiernos insumisos se suspenda, cancele o finiquite. El dinero seguirá fluyendo, sólo que hacia otros destinatarios. Hacia otros aspirantes a un sueldo por realizar trabajos sucios en contra de su propia patria.
Caídos en desgracia algunos de sus empleados, la USAID se encargará de reclutar nuevos agentes. Y, como en un permanente ritornelo, esos nuevos personeros conspirarán contra su patria, recibirán su recompensa económica por cuenta de EU y, eventualmente, serán detenidos, enjuiciados y encarcelados. Y tras las rejas o en el extranjero, y por ello ya inútiles a los designios del patrón yanqui, esas asignaciones monetarias encontrarán algunas otras manos ambiciosas e indignas que no se avergüencen de recibir dinero por realizar el papel de traidoras a su patria, y que terminen, como sus antecesoras, en la cárcel.
La USAID, desde luego, quisiera ver derrocado al gobierno cubano. Pero ante la absoluta imposibilidad de la empresa, insiste, al menos, en el proceso de fabricación de agentes presos. Éstos dan pretexto para las campañas mediáticas y mentirosas contra Cuba. Y sirven igualmente para que EU y la Europa ultraconservadora, xenófoba, racista e imperialista justifiquen el bloqueo económico y la inhumana guerra de baja intensidad desatada contra la isla.
¡A fabricar disidentes, a fabricar presos de conciencia, a fabricar mártires de la libertad! Para eso sobra el dinero. Inacabables millones de dólares.
Para corromper almas débiles, para trocar la dignidad humana en su contrario. Para prostituir a los enajenados, a los que quieren vivir sin trabajar, a esa novedosa tipología social de buscavidas que desfilan vestidas de blanco.
Publicado en la Revista Libertas
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