Ayer, el aeropuerto internacional de Miami vistió sus mejores galas para recibir a la nueva estrella mediática destinada a alimentar las campañas de descrédito contra la Revolución cubana: Ariel Sigler, de quien se dice recibirá atención médica en el Hospital Jackson.
El mercenario protagonizó un grotesco espectáculo. A su llegada a Estados Unidos, fue vitoreado por algunas decenas de cubanos, los mismos que le vuelven la cabeza a los miles de necesitados de atención médica que pululan por las calles de Miami.
Inevitablemente, el show televisivo induce a la formulación de varias preguntas.
¿Hasta cuándo Ariel Sigler le será útil a la mafia cubanoamericana?
¿Cuántos de los que fueron a recibirlo, sin que medien las cámaras de televisión, lo acompañarán después en el Hospital?
¿Estarían dispuestas las autoridades de Miami en ofrecer atención medica a los llamados "ex presos políticos" cubanos que ahogan sus dolencias en el olvido?
¿Algún medio de prensa occidental fijará su atención en los cientos de discapacitados que reciben atención médica en la América Latina gracias a la labor humanitaria de galenos de Cuba?
¿Cuándo cesará la hipocresía de quienes apuestan por exterminar al pueblo de Cuba?
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