› Con Cuba no valen carticas
Por Ernesto Pérez Castillo
En Pozuelo de Alarcón, España -que no en Cuba-, un inmigrante colombiano lleva más de tres meses -ciento dieciséis días, con sus noches, con su frío, con su calor, con sus lluvias heladas, con sus vientos cortantes- subido a lo alto de las vigas de una grúa, exponiendo jornada tras jornada su vida a más de cuarenta metros del suelo.
Doney Ramírez es el tercer obrero en la protesta, que comenzó desde el lejano febrero su compañero David Cediel y luego Sandy Rafael. ¿Qué exigen? No piden la libertad de nadie, no quieren que el gobierno renuncie, no reclaman nada que no les toque por ley natural. Lo que buscan es sencillo: que se les pague lo que se les debe.
¿Y qué han ganado hasta el sol de hoy? Apenas un par de miserables párrafos en El País, que no se gastó en ellos ni una foto, y los reporta más como curiosidad, por el tiempo sostenido, nunca como una violación fragrante de los derechos del trabajador.
Y pueden darse con un canto en el pecho, pues muy menos que eso han recibido las más de 600 personas que durante 2009 denunciaron haber sufrido torturas y malos tratos en España por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado o los funcionarios de prisiones. De esas denuncias, una docena corresponden a casos de torturas nada menos que en centros de menores.
Quienes ya nada recibirán serán las 41 personas que en el mismo año perdieron la vida mientras se encontraban detenidos o encarcelados bajo custodia estatal. Aunque la agencia EFE lo reporta, El País ni nadie más los ve, pues lejos de estar a la vista de todo el mundo en las alturas, como Doney, se encontraban tras las rejas y pronto -por obra y gracia de la gran prensa internacional- serán barridos bajo la alfombra sobre la que se juega la copa del mundial de fútbol, de ellos ya nunca nada se sabrá.
¿Y la carta de denuncia, dónde está? ¿Cuándo comienza la campaña por el reclamo de firmas de condena?
¿Dónde están los progres, los intelectuales, los cineastas, los artistas, la farándula que corre a firmar con Prisa cuando sienten que sus contratos flaquean o pueden flaquear?
¿Cuándo se les ocurrirá, ante la evidencia de estos crímenes, crear la Plataforma de Españoles para la Democratización de España?
› España: 41 personas mueren bajo "custodia" de las Fuerzas de Seguridad
En Pozuelo de Alarcón, España -que no en Cuba-, un inmigrante colombiano lleva más de tres meses -ciento dieciséis días, con sus noches, con su frío, con su calor, con sus lluvias heladas, con sus vientos cortantes- subido a lo alto de las vigas de una grúa, exponiendo jornada tras jornada su vida a más de cuarenta metros del suelo.
Doney Ramírez es el tercer obrero en la protesta, que comenzó desde el lejano febrero su compañero David Cediel y luego Sandy Rafael. ¿Qué exigen? No piden la libertad de nadie, no quieren que el gobierno renuncie, no reclaman nada que no les toque por ley natural. Lo que buscan es sencillo: que se les pague lo que se les debe.
¿Y qué han ganado hasta el sol de hoy? Apenas un par de miserables párrafos en El País, que no se gastó en ellos ni una foto, y los reporta más como curiosidad, por el tiempo sostenido, nunca como una violación fragrante de los derechos del trabajador.
Y pueden darse con un canto en el pecho, pues muy menos que eso han recibido las más de 600 personas que durante 2009 denunciaron haber sufrido torturas y malos tratos en España por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado o los funcionarios de prisiones. De esas denuncias, una docena corresponden a casos de torturas nada menos que en centros de menores.
Quienes ya nada recibirán serán las 41 personas que en el mismo año perdieron la vida mientras se encontraban detenidos o encarcelados bajo custodia estatal. Aunque la agencia EFE lo reporta, El País ni nadie más los ve, pues lejos de estar a la vista de todo el mundo en las alturas, como Doney, se encontraban tras las rejas y pronto -por obra y gracia de la gran prensa internacional- serán barridos bajo la alfombra sobre la que se juega la copa del mundial de fútbol, de ellos ya nunca nada se sabrá.
¿Y la carta de denuncia, dónde está? ¿Cuándo comienza la campaña por el reclamo de firmas de condena?
¿Dónde están los progres, los intelectuales, los cineastas, los artistas, la farándula que corre a firmar con Prisa cuando sienten que sus contratos flaquean o pueden flaquear?
¿Cuándo se les ocurrirá, ante la evidencia de estos crímenes, crear la Plataforma de Españoles para la Democratización de España?
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