Por Ernesto Pérez Castillo
Hace ya más de un año que el Premio Nobel de la Guerra prometió que en menos de un año cerraría el campo de concentración y torturas que Súper W creara en la Base Naval de Guantánamo, enclavada ilegalmente en territorio cubano.
Y ahora, presionado por el calendario que no espera por él, su enviado especial para el cierre de la base, Daniel Fried, se ha sacado un nuevo conejo del sombrero y se aventuró a decir que cerrarían el campo antes del “final del primer mandato” de Obama.
O sea, lo que en principio se estimó sería resuelto en poco más de tres meses, ahora olímpicamente se aplaza por más de ¡¡¡tres años!!! Y aquí paz y en el cielo, gloria.
Y en todo caso, hay que tener en cuenta que “cerrar el campo” no implicará garantías de solución a las graves violaciones de los derechos humanos de los allí detenidos, pues la idea es reubicarlos en terceros países que acepten recibirlos… en los cuales seguirán presos, y para nada se ha dicho cuándo serán acusados formalmente de algún cargo o presentados ante un tribunal.
Así, ya tres reos fueron a dar a una cárcel en Eslovaquia, uno fue a parar a Suiza, y se espera que España acepte a un “número significativo” del centenar que se quiere sean recibidos por los gobiernos del viejo continente. En otras palabras, lo que está haciendo Obama para limpiar del desastre es barrerlo debajo de la alfombra, y ha tenido el buen tino de que la alfombra sea europea.
Lo peligroso de la conversión instantánea de tres meses en tres años, es el temor que ello despierta ante quienes han visto el desmedido despliegue militar norteamericano en Haití tras el terremoto, pues ya se sabe que el Pentágono ha anunciado que, casualmente, en tres meses retirará sus tropas de la media isla ocupada.
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