Tegucigalpa, 8 de julio. Quizá como una señal de buena voluntad, el gobierno de facto de Honduras reduce en media hora el toque de queda, en víspera del encuentro entre delegaciones del gobierno de José Manuel Zelaya Rosales, reconocido por el mundo entero, y el instalado por los militares con Roberto Micheletti a la cabeza.
Lo más probable es que Zelaya y Micheletti no se vean las caras en la casa de Óscar Arias, presidente de Costa Rica por segunda vez. Y también que mantengan sus posturas irreconciliables.
“Esperamos que en las próximas 24 horas, o sea en el día de mañana, tengamos una respuesta clara de la contraparte golpista que rompió el proceso democrático en el país, con el fin de que se puedan cumplir las resoluciones”, dice Zelaya, apenas pone un pie en Costa Rica.
Micheletti, por su parte, dice que van a escuchar y buscar “la solución que queremos encontrar en el país, la paz y la tranquilidad y lógicamente sostener nuestra democracia”.
Con esas voces se topa el coro mundial que ve “una esperanza” para solucionar la crisis política que comenzó con el secuestro del presidente Zelaya. Y también con la aparición de las voces pesimistas.
Desde la vecina Nicaragua, que según los golpistas tiene planes de invadir Honduras, el líder histórico del Frente Sandinista de Liberación Nacional Tomás Borge, dijo: “Creo que va a fracasar”. La razón, según el comandante, es que “la intransigencia de los golpistas es tan grande y sólo se explica porque saben que están respaldados por alguien poderoso, que podría ser el gobierno de Estados Unidos o la CIA”.› Leer Más
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