Una vez más, Irán es un campo de ensayo de métodos innovadores de subversión. En 2009, la CÍA se apoya en una nueva arma: el control de los teléfonos móviles.
Este método se está empleando en Irán para intoxicar a la población con la difusión de noticias alarmistas y para canalizar el descontento que suscitan.
En primer lugar, se difundió por SMS durante la noche del escrutinio la noticia de que el Consejo de los Guardianes de la Constitución (equivalente al Tribunal Constitucional) había informado a Mir Hossein Musavi de su victoria. Así, el anuncio, varias horas después, de los resultados oficiales –la reelección de Mahmud Ahmadinejad con el 65% de los votos-, apareció como un enorme fraude.
Sin embargo, tres días antes, Musavi y sus amigos consideraban segura la victoria masiva de Ahmadinejad y se esforzaban en explicarla por los desequilibrios en la campaña electoral. Así, el ex presidente Akbar Hashemi Rafsanjani detallaba sus quejas en una carta abierta.
Los institutos de sondeos estadounidenses en Irán pronosticaban una ventaja de Ahmadinejad de 20 puntos con respecto a Musavi (12). En ningún momento pareció posible la victoria de Musavi, incluso aunque es probable que el trucaje acentuase el margen entre ambos candidatos.
Posteriormente, los ciudadanos seleccionados se dieron a conocer en Internet para conversar en Facebook o se abonaron a las líneas de información Twitter. Entonces recibieron, siempre por SMS, las informaciones –verdaderas o falsas- sobre la evolución de la crisis política y las manifestaciones en curso. Se trataba de mensajes anónimos que esparcían noticias de tiroteos y numerosos muertos; noticias que hasta la fecha no se han confirmado. Por una desafortunada coincidencia de calendario, la empresa Twitter debía suspender el servicio durante una noche, el tiempo necesario para el mantenimiento de sus instalaciones. Pero el departamento de Estado de Estados Unidos intervino para exigirle que suspendiera dicha operación (13). Según el New York Times, esas operaciones contribuyeron a sembrar la desconfianza entre la población (14). Simultáneamente, en un nuevo esfuerzo, la CIA moviliza a los militantes anti iraníes en Estados Unidos y el Reino Unido para añadir al desorden. Se ha distribuido una Guía práctica de la revolución en Irán, que incluye varios consejos prácticos, entre ellos:
- Ajustar las cuentas Twitter sobre la zona horaria de Teherán.
- Centralizar los mensajes en las cuentas Twitter@stopAhmadi, iranelection y gr88.
- No atacar los sitios oficiales de Internet del Estado iraní. «Dejen hacer al ejército» de EEUU para eso (sic).
Al aplicarlos, esos consejos impiden cualquier autentificación de los mensajes Twitter. Ya no se puede saber si los envían testigos de las manifestaciones en Teherán o agentes de la CIA desde Langley, y no se puede distinguir lo verdadero de lo falso. El objetivo es crear todavía más confusión y empujar a los iraníes a luchar entre sí.
Los estados mayores de todo el mundo siguen con atención los acontecimientos en Teherán. Cada uno intenta evaluar la eficacia de este nuevo método de subversión en el laboratorio iraní. Es obvio que el proceso de desestabilización ha funcionado. Pero no es seguro que la CIA pueda canalizar a los manifestantes para que ellos mismos hagan lo que ha renunciado a hacer el Pentágono si no desean hacerlo: cambiar el régimen, acabar con la revolución islámica.› Leer Más
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