Habrá quien diga que ahora le toca a Cuba mover ficha. Nada más equivocado. Las relaciones de Estados Unidos y Cuba se han fundamentado en un pequeño país que quería elegir su propio camino y el más poderoso del mundo que recurría a todo tipo de métodos, incluidos los violentos e ilegales, para desestabilizar al otro. El futuro pasa por el respeto absoluto a la soberanía de ambos estados, y quien la estaba violentando sólo era uno de ellos.
La pelota sigue en el tejado norteamericano. Washington tiene dos opciones, continuar en su enroque imperial derivado del mantenimiento de su política agresiva hacia Cuba, o escuchar el llamamiento de la comunidad internacional de acabar con el bloqueo y normalizar las relaciones con la isla, respetando su soberanía e independencia. › Leer Más
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