viernes, 20 de febrero de 2009

La Oligarquía de Pinochet ataca a la presidenta Michelle Bachelet, a Cuba y a Bolivia


Por Arnaldo Hernández

Los oligarcas de la UDI y la Democracia Cristiana chilena fueron al ataque contra la presidenta Michelle Bachelet, Fidel Castro y Cuba desde que se anunció la visita de la mandataria del país andino a la mayor de las Antillas. El fin de la visita era fortalecer la amistad entre los dos pueblos, cimentada en muchos años de solidaridad mutua y lucha común, avalada por la autoridad que suscitan los 50 años de victoria frente a la oligarquía criolla y la resistencia exitosa de un país pequeño, pobre y de limitados recursos naturales frente al más poderoso imperio empecinado en una política hostil que ha incluido agresiones militares, terrorismo de Estado, guerra económica y campañas de prensa y propaganda diseñadas, dirigidas y fomentadas por el gobierno de los EEUU. No podían oponerse a una visita inobjetable, pero con el propósito de sabotear, provocar animadversiones y ganar un espacio publicitario con fines electorales, realizaron innumerables presiones para que la presidenta Bachelet se reuniera con los correligionarios que los oligarcas chilenos tienen dentro de Cuba. La presidente chilena no podía reunirse con estos sujetos en Cuba por razones éticas muy elementales: son una hechura de la potencia extranjera que auspició el golpe de Estado fascista de Pinochet contra el Presidente Salvador Allende y la Operación Cóndor; propició la prisión, los vejámenes y las torturas contra miles de chilenos, incluida ella misma; y permitió el asesinato y la muerte de otros tantos, entre ellos el General Bachelet, el padre de la mandataria, a manos de los sicarios del tirano escogido por Washington. Estos contrarrevolucionarios cubanos, financiados y dirigidos hasta ahora por los gobiernos de 11 presidentes norteamericanos, que el imperio y la prensa subalterna denomina “disidentes” para ocultar que son mercenarios, no son nada democráticos: apoyaron el golpe fascista contra el presidente venezolano Hugo Chávez, simpatizan con Aznar y la UDI; en el colegio electoral instalado en la Sección de Intereses norteamericana en La Habana han “votado” por Bush en el 2004 y McCain en el 2008; piden más financiamiento directo al gobierno de EEUU o de cualquier otro que quiera inmiscuirse en los asuntos internos de la soberanía y la autodeterminación del pueblo cubano; aplauden el bloqueo económico contra su patria que es condenado por todos los países del mundo; y justifican actos terroristas deleznables como el perpetrado por Luis Posada y Orlando Bosch contra el avión cubano en Barbados. El 11 de septiembre no les recuerda el crimen de Pinochet contra Allende y el pueblo chileno, sino el ataque contra las torres gemelas de New York, tan manipulado por Bush. Es lógico que los oligarcas fascistas de Chile se sientan identificados con los contrarrevolucionarios cubanos financiados por EEUU. No es que se conozcan entre ellos, pero son amigos por carácter transitivo, es decir, cada uno de ellos es muy cercano a los círculos más agresivos de la política norteamericana y entidades como la CIA, y por lo tanto son muy cercanos entre sí. Han sido vociferantes para confundir y tratan de enaltecer la xenofobia, la hipocresía y el más primitivo egoísmo tribal para no resolver un problema que la comunidad internacional desea solucionar por una cuestión de la más elemental racionalidad y justicia entre pueblos hermanos. Para estos señores, la referencia histórica hecha por Fidel Castro a la Guerra del Pacífico de 1879-84, en la que Chile le arrebató el acceso al mar a Bolivia, es una “intromisión en los asuntos internos de Chile”. Decir que, casualmente, el territorio que entonces ocupó Chile era rico en valiosos yacimientos minerales era un ataque todavía peor. Y eso que no se ha mencionado la ingerencia de la monarquía inglesa en el conflicto.No quieren que se hable de historia porque habría que recordar el golpe militar de 1973 que no está tan lejos en el tiempo, de las responsabilidades y complicidades de algunos que todavía hacen política en Chile con la traición a la democracia y los crímenes de la tiranía militar fascista. Leyendo periódicos de la época me llamó poderosamente la atención que un sector importante de la Democracia Cristiana de entonces contribuyó de manera decisiva al ambiente de desestabilización que condujo al golpe militar. Con estupor leí declaraciones de dirigentes de ese partido que aplaudieron el golpe y le pidieron a Pinochet que les diera el poder. El general fascista no los complació, los mandó a callar y ellos hicieron un silencio cómplice que apenas alternó con susurros cuando algunos militantes demócratacristianos honrados fueron asesinados por la Oficina Nacional de Seguridad. Hubo contrarrevolucionarios cubanos que trabajaron para ese cuerpo criminal, como Posada y Bosch, que junto a Michael Townley, un estadounidense que como ellos era agente de la CIA y junto a otros contrarrevolucionarios de Miami trabajaban para la OSN y participó, por lo menos, en el asesinato del excanciller de Allende, Orlando Letelier y la norteamericana Ronny Moffit en las calles de Washington DC.Otro de los que mucho ha escandalizado tiene casualmente un apellido inglés, Walker, o quizá sea norteamericano, aunque su nombre en idioma español sea Patricio y sea diputado al parlamento chileno. Es muy amigo de otro individuo de apellido Fox, que es medio estadounidense y preside la ORCA, digo, la ODCA (Organización Demócrata Cristiana de América) que hizo todo lo posible por ayudar a la pandilla de George W. Bush en sus propósitos de destruir a la Revolución y dominar al pueblo cubano. Pero no todos tienen apellidos en la lengua de Shakespeare. Hay algunos como José Miguel Vivanco, que viven de los cantos y parodias inspirados en cuestiones de derechos humanos. Este señor coincidió con los fascistas chilenos en atacar a Fidel Castro por las referencias históricas al conflicto entre los dos países andinos. Algunas fuentes de la resistencia chilena han dicho que este individuo tuvo una conducta muy rara bajo el régimen militar, varios de ellos lo vincularon a Townley y por algún motivo apareció después en los EEUU. Dicen que la CIA lo sacó para evitar que la OSN lo encarcelara porque se vinculaba a grupos opositores. Después lo pusieron a trabajar en Human Right Watch. En las recientes sesiones del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, el señor Vivanco también despotricó contra Cuba, lamentó la ausencia de los gobernantes norteamericanos en el foro y añoró su presencia activa en los debates. A confesión de partes, relevo de pruebas. Una fuente bien informada que pidió el anonimato me manifestó que Human Right Watch no podía dejar de atacar a Cuba, porque después de caído el campo socialista europeo y la URSS, eso era uno de los pocos temas que daba abundante dinero. Después de todo, Vivanco tiene que sacar su salario de algún lado. Dicen que las diferencias que hay entre Vivanco y Townley son parecidas a las que hay entre Carlos Alberto Montaner y Luis Posada Carriles. Con el tiempo se desclasificarán nuevos documentos de la CIA, la OSN y el Departamento de Estado y podremos saber cuánto hay de verdad en todo esto.

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