LA MANO OCULTA DE LA CIA
“El paradigma central de la guerra fría no era militar ni económico y ni siquiera estrictamente político. Era, y sigue siendo, una batalla por la mente de los hombres, una batalla de las ideas” aseguró Frances Stonor Saunders en la presentación de su libro La CIA y guerra fría cultural.
M. H. Lagarde | La Habana
“Mi pregunta es: ¿Puede uno ser comprado y no venderse? Y mi respuesta es: que en algunos casos, sí. Algunos intelectuales sabían de dónde venía el dinero y lo aceptaban, y seguían diciendo lo que de todos modos habrían dicho. Otros se encontraban en una posición de autocensura porque no deseaban poner en peligro el financiamiento que recibían”, declaró Frances Stonor durante la presentación de su libro La CIA y la guerra fría cultural.
Vestida con un pulóver rojo a rayas blancas, la Stonor compartió la presentación de su libro con el presidente de la Asamblea del Poder Popular de Cuba, Ricardo Alarcón y el vicepresidente del Instituto Cubano del Libro, Jorge Timossi.
PALABRAS CRÍTICAS
Lincenciada en la universidad de Orforx en 1987, la autora, que en la actualidad vive en Londres, ha trabajado como productora de cine independiente y entre sus más importantes documentales figura la serie de cuatro horas de duración Hidden Hands: A different History of Modernism.
Sobre su libro La CIA y guerra fría cultural la crítica ha dicho:
“El libro de Stonor Saunders es como una bomba atómica. Este libro resulta devastador, demoledor y aplastante. Reduce a polvo la mitología de la libertad de expresión de la interdependencia igualitaria de las naciones y de la retórica de la sociedad abierta detrás de las cuales se encuentra la estafa moral y el engaño, la manipulación y el control informativo, la neutralización de toda disidencia y la compra sistemática de intelectuales, de sus plumas, sus voces y sus conciencias. Su pormenorizada investigación dibuja la gran épica del dólar y la inmensa telaraña que su poder tejió a través de la CIA sobre las conciencias europeas y las propias plumas estadounidenses desde 1945 en adelante”. Néstor Cojan (revista Casa de las Américas).
“Una obra de investigación histórica, una magnífica contribución para el historial de la posguerra de la Segunda Guerra Mundial...La vitalidad y determinación de su investigación, por no hablar del escepticismo que la nutre, son importantes signos de una agitada inquietud intelectual e incluso de cierta introspección, que es lo que muchos de nosotros exigimos...Un libro excelente”. Edward W. Said, (London Review of Books).
“Frances Stonor Saunders ha escrito un libro que creará polémica, al desenmascarar definitivamente la verdad sobre las actividades de la CIA... Su trabajo de investigación es formidable, su tono tenaz, su mirada hacia lo sugerente, vívida; su sentido del humor, enérgico”. (Spectator).
“La CIA y la guerra fría cultural ilumina un oscuro rincón de la historia cultural americana, al aportar una gran cantidad de entrevistas y de documentos recientemente desclasificados. Frances Stonor Saunders es una maestra del esbozo biográfico y una concienzuda investigadora”.(Indenpent).
“LA MENTIRA NECESARIA”
Frances Stonor Saunders es uno de esos pocos autores que cuando uno lo tiene ante sí se da cuenta de que su imagen coincide bastante con esas fotos muchas veces manipuladas que suelen aparecer en las solapas de los libros. Es una mujer joven, de manera de vestir desenfadada; tiene el pelo castaño con motas rubias y unos ojos grandes y azules donde resplandece la inteligencia.
Stonor, es además una persona asequible y así lo demostró cuando le dedicó un tiempo a todos aquellos que se le han abordado en estos días de Feria. En La Cabaña, la escritora inglesa ha contado con admiradores que se le acercan, ya sea para felicitarla por su obra o simplemente para compartir experiencias. Así ha sucedido tanto en su conferencia “Los intelectuales y gobierno norteamericanos” como al final de la presentación de su libro La CIA y la guerra fría cultural.
Es también, según dijo Jorge Timossi en la presentación de esa obra, una persona extremadamente meticulosa. El escritor y narrador de origen argentino, confesó que le descubrió esa cualidad después de los primeros correos que intercambió con ella para propiciar su visita a La Habana. La Stonor quería estar segura y al tanto de todo. ¿Cuál sería su hotel, había e-mail?, etc. Tal delirio de precisión le pareció a Timossi algo acorde con la profesionalidad demostrada por la autora en la exhaustiva investigación realizada en La CIA y la guerra fría cultural.
Después de realizar un recuento sobre la historia de la CIA, Stonor Saunders esbozó algunas de las ideas fundamentales que conforman su libro:
“¿Conocen ustedes el Ministerio de Cultura de Estados Unidos? Ah, perdón, no lo tiene, salvo la CIA, que durante la Guerra Fría asumió secretamente el papel de Ministerio de Cultura de Estados Unidos y quisiera hablarles un poco cómo se produjo esto. En los años iniciales de la Guerra Fría fue idea de los Estados Unidos que era necesario derrocar el comunismo en todos los rincones del mundo. En esta guerra justa podían usarse todos los medios, inclusive lo que se conoció como “la mentira necesaria”. El paradigma central de la Guerra Fría no era militar ni económico y ni siquiera estrictamente político. Era, y sigue siendo, una batalla por la mente de los hombres, una batalla de las ideas”.
La autora descubrió también cuál era uno de los propósitos esenciales de sus entrevistados: “A fin de promover las ideas americanas, Estados Unidos se vio en posición de decir la mentira para promover la verdad. La CIA operaba según ‘la mentira necesaria’”.
Uno de los ejemplos citados por la autora fue la maniobra realizada con el expresionismo abstracto, a quienes los soviéticos consideraban un arte degenerado o decadente. La CIA intervino, para además borrar de un plumazo, la pintura figurativa, convencer al mundo de la sofisticación y el avance artístico estadounidense. Al mismo tiempo la agencia utilizó el potencial de las artes para borrar el sentimiento de repudio existente en Europa hacia el kischt de la cultura americana.
Este, según aclaró, era un prejuicio al que contribuían en Estados Unidos empresarios como un presidente de la Coca Cola quien afirmó que cada botella contenía la esencia de América.
La escritora inglesa también se refirió a que la CIA escondía su participación tras diferentes fachadas, así como que la agencia de espionaje contaba con más de cincuenta revistas intelectuales “serias” que se presentaban como completamente privadas y libres, las cuales sin el dinero de la CIA jamás habrían sobrevivido.
“Muchos intelectuales sabían quiénes estaban detrás de estas actividades y no les importaba seguir ese juego, ya fuera porque pensaban que los estadounidenses estaban haciendo lo correcto o porque tal vez en lugar de tener que comprar un pasaje del transporte público parar llegar a New Jersey, podían entonces comprarse un boleto de primera clase y visitar la India”.
Según la ensayista inglesa, la CIA usaba su propaganda para promover una idea de la libertad de expresión que, a su entender, es una suerte de dispepsia moral y filosófica. O sea, era mentir para decir la verdad y su efecto general fue manipular toda una era.
“No necesito decirle a los cubanos los efectos de la guerra cultural sobre países que no han estado alineados con Estados Unidos. Pero sé que la campaña para seguir dirigiendo a las personas en el sentido que ellos desean, continúa. A mi llegada aquí encontré la atención en la existencia de una revista publicada en Madrid que se llama Encuentro que es un eco de una revista publicada por la CIA en los años cincuenta llamada Encounter. Esta es una revista muy bien presentada y que tiene el caballo troyano de usar escritores cubanos. Detrás de la cultura esconde el mensaje político. Está financiada por la fundación Ford y la Nacional Endowment for Democracy. O sea, es un instrumento de la política exterior estadounidense. Esto no me preocupa anunciarlo mientras se pueda tomar la revista y saber quién la patrocina. Como intelectuales, tenemos el derecho de tener un matrimonio de ideas, incluso, con personas que no tengan las mismas posiciones que uno pero, como dijo la princesa Diana, en este matrimonio hay tres personas.
“Quiero concluir con una idea. Los intelectuales deben ser animados por normas propias. Deben tener el derecho de patear las barricadas que se erigen en torno a las ideas. Deben tener derecho a explorar la sabiduría de la incertidumbre. Yo disfruto la sabiduría de la incertidumbre. Confieso que no estoy segura de nada excepto una cosa. Si una sociedad se declara libre y abierta, debe y puede serlo”.
A SOLAS CON FRANCES
Dos días antes de la presentación de su libro, La Jiribilla abordó a Frances Stonor Saunders durante una conferencia sobre la cultura cubana. Sin reparos, Stonor aceptó gustosamente a visitar la redacción emergente de esta publicación.
— ¿Como nació la idea de hacer el libro La CIA y la guerra fría cultural?
—Trabajé varios años haciendo documentales para la televisión y en uno de ellos descubrí la vinculación entre el expresionismo abstracto y el arte de vanguardia estadounidense y la CIA. El efecto fue que después que hice el programa descubrí que la historia era mucho más grande: supe cómo los americanos habían llevado a cabo una guerra cultural. Así que muy tontamente decidí escribir un libro que me tomó cinco años.
— ¿Este es tu primer libro? ¿Antes solo trabajabas para la televisión?
—Siempre me interesó el punto de contacto entre la cultura y la política. Pero este es mi primer libro. Antes había hecho periodismo, televisión, ensayo, radio, pero siempre siguiendo algunas ideas.
—Es un libro impresionante por sus dimensiones y por la cantidad de información que contiene. Supongo que la investigación haya sido bastante trabajosa. Hablabas de cinco años…
–Un año estuve investigando para hacer el programa. Pasé tres años haciendo entrevistas y un año para reunirlo todo y hacer el libro…
— ¿Tienes pensado seguir trabajando en el tema?
—Sí y no, porque tengo un contacto muy estrecho con la mayoría de las personas que investigan el tema y trato de ayudarlos y darles materiales para las investigaciones que están haciendo. Debajo de mi cama tengo cajas llenas de fichas y de montones de documentos fotocopiados.
Mucho material que no pude utilizar porque sencillamente era demasiado. Así que continúo dando seminarios y conferencias, pero no pienso escribir otro libro sobre el tema. Espero que alguien más lo haga sobre América Latina, Asia o África. Porque podría escribirse otra vez el mismo libro, pero en un contexto distinto.
—Sobre todo porque tu libro termina con la Guerra Fría. ¿Crees que la Guerra Fría es algo terminado…?
—La tentación está en escribir una continuación que abarque después de la Guerra Fría hasta hoy, pero el problema es que por definición sería muy difícil sustanciarlo con pruebas documentales porque estas solo se revelarán años después. La CIA y el gobierno de los Estados Unidos todavía están desarrollando campañas secretas, son secretas y por definición no sabemos qué se está haciendo. Dicho esto, uno tiene ojos y tiene oídos y se puede dar cuenta de cuándo se están produciendo cosas que no debieran ser, de darse cuenta de una acústica que no debiera ser; pero esto es muy difícil de probarlo documentalmente, entonces no tiene peso. En materia de historia considera que todo debe estar sustentado con documentos. En la historia de Estados Unidos sobre la Guerra Fría ha habido demasiados comentarios anónimos y yo estoy completamente en contra de esto. Es algo muy oportunista, es un recurso que utilizan los escritores a veces porque son muy perezosos o porque quieren llevar las cosas del lado que desean y esto conduce a una distorsión de la historia.
—Cuba podría ser una fuente interesante porque es un país que todavía padece los embates de la Guerra Fría. No sé qué piensas de esto…
—De todos los países en que he estado, y he estado en todas partes del mundo, este es el país donde considero que puede ser más pertinente un libro de ese tipo porque se basaría en una realidad actual y no en una historia antigua ya superada.
—Incluso hay ciertas semejanzas con el trabajo de inteligencia que realizó la CIA hacia la Unión Soviética y con el que hace hacia Cuba. No sé si conoces una revista que se edita en España y que se llama Encuentro.
—Sin duda, carecen de imaginación porque es el mismo nombre que se usó en Inglaterra. Me parece algo irónico. No quiero sentirme forense, pero tengo que verlo primero.
—Es una revista financiada por la Nacional Endowment for Democracy y dicho financiamiento, 83 000 dólares anuales, aparece en el sitio de esa organización. Al mismo tiempo, en el New York Times se ha publicado que la NED es una fachada utilizada por la CIA para financiar movimientos políticos u otras publicaciones de este tipo. Es pagada también por la Fundación Ford.
—Evidentemente, es parte de la diplomacia norteamericana.
— ¿Se tiene pensado o se te ha hecho la propuesta de publicar tu libro en la Isla?
—Estoy un poco perpleja porque entendí que mi editor español iba a vender el libro en Cuba, pero parece que no han llegado…
—Lo que tengo entendido es que Cuba compró un número de libros que va a poner en venta…
–Ayer le pregunté por e-mail a mi editor español qué había pasado con los libros…
— Y mientras se desclasifican los documentos secretos de las agresiones a países como Cuba qué proyectos son los que tiene Stonor Saunder…
— Cuando se desclasifiquen les mandaré los documentos a los cubanos. No, ahora estoy trabajando sobre un personaje del siglo XIV. Es una historia en la que me he apartado de todo el tema de la CIA. Es verdaderamente difícil trabajar ese tema. Tuve problemas del copy right. Fue un problema tan grande que lo primero que dije fue que no iba a escribir más libros y mi editor insistió en que siguiera. Entonces me dije: me voy a ir bien para atrás para que nadie pueda molestarme. Otras de las ideas que tengo y me encantaría hacer es una historia del Premio Nobel.
— ¿Es una novela u otro libro de ensayos?
—Es sobre un soldado mercenario que ocupa un lugar entre la Edad Media y el principio del Renacimiento. Es un libro de historia. Estoy revolviendo papeles tratando de encontrar a este hombre que vivió hace seiscientos años. En Florencia hay un fresco enorme de este hombre pero no se sabe nada de él.
—Pero si es sobre un soldado mercenario, de cierta manera, tiene que ver con la CIA…
UNA DAMA EN LA MESA REDONDA
El mismo día de la presentación de su libro, Frances compartió el espacio televisivo La Mesa Redonda con Carlos Martí, presidente de la Unión de Escritores de Cuba, James Petras destacado intelectual norteamericano, Iroel Sánchez presidente del Instituto Cubano del Libro y Luis Britto, destacado intelectual venezolano dos veces galardonado con el Premio Casa de las Américas y el también periodista y conductor habitual de ese espacio, Randy Alonso.
En una de sus varias intervenciones Stonor Saunders afirmó que la realización de su libro había sido interesante ya que había pasado mucho tiempo con agentes de la CIA, algo que no le agradó verdaderamente:
“Fueron notablemente sinceros al hablar conmigo sobre aquellas actuaciones que consideraban más honrosas: las de la esfera cultural.
Consideraban su trabajo como facilitadores de una amplia gama de actividad cultural que, según ellos, había sido lo más importante que había hecho la CIA”.
Y respecto a las acciones de la CIA en la actualidad agregó: “Lo que estamos viviendo surgió de las campañas culturales de la Guerra Fría. Los efectos de estas excesivas sumas de dinero corrompieron los procesos intelectuales naturales. Las revistas sobrevivían mucho más de su esperanza natural de vida”.
Al referirse a América Latina dejó claro que las actividades de la CIA se concentraron en reunir al hemisferio contra Cuba. Lo que deseaban era convencer al continente de la política de no más Cuba o promover el fidelismo sin Fidel. De modo que para este fin, lanzaron y distribuyeron varias revistas. Entre ellas está Cuadernos, Mundo Nuevo y, si mis sospechas son reales, tienen otra revista hoy que se publica en Madrid y que se llama Encuentro”.
En la mesa se dio a conocer además que su libro La CIA y la guerra fría culturalserá publicado en Cuba.
EN LA JIRIBILLA
Al finalizar la entrevista Frances Sotonor Saunder pidió que le dieran acceso a internet. Se sentó ante una de las máquinas de nuestra redacción y buscó los sitios de la Fundación Ford y la Nacional Endowment Democracy.
—Es cierto —dijo al ver las astronómicas cifras con que ambas organizaciones financian la revista— no estaba muy enterada de lo que estaban haciendo ahora.
—Están haciendo lo mismo.
Tomado de La Jiribilla
Tomado de La Jiribilla
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