Por M. H. Lagarde
Asegura un cable de AP que una nueva generación de directores se está haciendo cargo de las ilegales transmisiones del gobierno estadounidense por radio y televisión destinadas a alentar la subversión en Cuba, y que prometen reformar totalmente la programación para actualizarla y atraer a una audiencia más joven.
En realidad lo que trata la nueva generación es revivir el fracasado negocio de Radio TV Martí que, desde su creación a principios de los años ochenta del siglo pasado hasta la fecha, le ha costado 700 millones al bolsillo del contribuyente norteamericano, sin que el gobierno de Estados Unidos haya obtenido, por tan inútil gasto, la menor ganancia.
La única significativa subversión popular que ha tenido lugar en Cuba, con Radio TV Martí, ciberguerras y campañas mediáticas procedentes de Europa incluidas, se asemeja bastante al levantamiento ocurrido en el desfile del pasado 16 de abril que dio comienzo al VI Congreso del Partido Comunista de Cuba y que nuevamente se repetirá, para los excesivamente incrédulos, el próximo 1 de mayo.
El gobierno de Estados Unidos no acaba de darse cuenta de que mientras más trata de inmiscuirse en los asuntos de la Isla, más se empecinan los cubanos en preservar su dignidad e independencia que ahora son sinónimo de socialismo.
Al respecto el corresponsal de la BBC en Cuba escribió hace poco -de manera bastante atinada-, lo siguiente:
En la prensa de Miami (...) Medio siglo después de la invasión poco ha cambiado, siguen "matando" a Fidel Castro, exageran el descontento social, el peso de la disidencia, el número de emigrantes, el valor de las remesas, la crisis financiera y la escasez de alimentos.
Subestiman el apoyo popular con que cuenta el gobierno y anuncian protestas como las de Egipto. Finalmente cientos de miles de cubanos salen a la calle en abril pero, paradójicamente, fue para celebrar la derrota de los exiliados en Playa Girón.
Es sabido que el hombre es el único animal que tropieza 2 veces con la misma piedra pero parece exagerado pasar medio siglo en el mismo punto del camino, pateando la misma roca. No da buenos resultados, se avanza poco y se daña el calzado.
Y si dije que el comentario de Fernando Ravsberg, publicado en su blog , había tocado el tema bastante atinadamente fue porque el corresponsal de la BBC en La Habana no se ocupó de profundizar en las causas que provocan el “despiste” sobre la realidad cubana de la prensa de Miami, o mejor aun, de las sucesivas administraciones norteamericanas que, durante medio siglo, se han hecho las de la vista gorda ante tal defalco.
En realidad, los llamados "anticastristas", sean de Miami, Puerto Rico o España, son los únicos animales que tropiezan dos veces con la misma botella. Y seguirán tropezando, cinco y diez veces más mientras la botella que es la industria anticubana en Estados Unidos les sirva de modo de sobrevivencia. En su caso patear la botella les mejora la marca del calzado.
Como me dijo un amigo que reside actualmente en la Florida: “En Miami no importa para nada la ideología. Solo hay dinero y vanidad”.
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