lunes, 23 de noviembre de 2020

Los miserables cómplices de la represión invisible

 

Los mercenarios el único currículo artísitico que ostentan a su favor es una feliz foto con el "mecenas" y experto en golpes de Estado, el Secretario de la OEA, Luis Almagro

Por M. H. Lagarde

Toda Cuba se despertó hoy con la desagradable noticia de que la compañía norteamericana Western Union cesaba la entrega de remesas en Cuba a causa de las medidas unilaterales del Gobierno de Estados Unidos para impedir esa actividad en la isla.

La medida es el colofón de una decisión anunciada el pasado octubre cuando el Departamento del Tesoro divulgó un borrador de una regla final para eliminar, 30 días después del 27 de octubre, el alcance de ciertas autorizaciones generales relacionadas con las transferencias bancarias desde el exterior.

El argumento utilizado por esa entidad del gobierno estadounidense para tomar la criminal medida en contra de la familia cubana es que las remesas que se enviaban a Cuba se hacían mediante un convenio entre la Western Union y la firma cubana Fincimex, que según los diseñadores del bloqueo a Cuba, está controlada por los militares cubanos, los principales responsables de la "represión" -¿invisible?- contra el pueblo de Cuba.

A pesar del terrible bloqueo de Estados Unidos, que desde hace más de sesenta años intenta doblegar la resistencia del pueblo cubano, en Cuba nadie se ha quedado, como ocurrió recientemente en Chile, ciego ni tuerto por exigir cambios en la constitución. En Cuba, como en Perú, no hay muertos por la represión policial en las manifestaciones populares contra el desgobierno de la corrupción, ni mucho menos, para poner un ejemplo bien reciente, ante la reducción de los presupuestos de la seguridad social, el pueblo se ha lanzado a quemar el Congreso como ocurre en Guatemala.

En Cuba, lo más que han conseguido los marcos rubios y diaz-balart para poder justificar medidas inhumanas como el cierre de la Western Union, es financiar a un grupito de delincuentes disfrazados de seudoartistas cuyo presunto arte consiste en realizar provocaciones que alguna vez logren convertir en realidad el falso discurso de quienes lo financian. 

Dichos "artistas", por cierto, comparten las mismas "ideas estéticas" de quienes en enero pasado bañaron con sangre de cerdo los bustos de Martí y el único currículo artístico que ostentan a su favor es una feliz foto con el "mecenas" y experto en golpes de Estado, el Secretario de la OEA, Luis Almagro, que si sabe algo de arte debió aprenderlo en su estelar participación en La Catedral del Chisme de Miami.

El mercenarismo, basado en recibir cuatro billetes que solo alcanzan para tomar cerveza, no es por supuesto arte, es un acto miserable de complicidad con quienes se llenan los bolsillos de dólares mientras intentan matar a todo un pueblo de hambre.

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