viernes, 13 de agosto de 2010

Reporteros sin fronteras del lado de los colaboradores del Pentágono

Foto: El fundador de Wikileaks, Julian Assange

› Amnistía Internacional, Wikileaks y los derechos humanos de los asesinos

› Wikileaks, Washington y la doble moral

Por M. H. Lagarde

El caso Wikileaks no solo ha sacado a la luz decenas miles de documentos que ponen al desnudo los crímenes del ejercito de Estados Unidos en Afganistán, también ha destapado la dependencia de ciertas organizaciones supuestamente autónomas.
Si revelador es que Amnistía Internacional, una organización dedicada supuestamente a defender los derechos humanos, haya salido en defensa de los derechos asesinos en vez del de los asesinados, igualmente revelador resulta el que Reporteros sin Fronteras (RSF), una organización dedicada supuestamente a defender los derechos de los periodistas, entre la disyuntiva de tomar partido por los editores de Wikileaks y los colaboradores del ejercito norteamericano, se haya decantado por estos últimos.
En una carta firmada por el secretario general de RSF, Jean-François Julliard y enviada al fundador de Wikileaks, Julian Assange, la organización, que para algunos es una sucursal de la CIA radicada en Francia, lamenta que Wikileaks, ponga en peligro, al revelar su identidad, la vida de los colaboradores afganos de la coalición internacional.
"Los talibanes y otros grupos armados pueden establecer (...) a partir de dichos documentos una lista negra de personas a las que matar y contra las que llevar a cabo sangrientas venganzas", dice la misiva.
En espectacular galimatías, RSF, una organización dedicada a defender la “libertad” de prensa, justifica su propuesta de censura de Wikileaks aduciendo que el proceder de la página web “no sólo pone en riesgo a las fuentes sino, también, "al futuro de internet como soporte de información ya que tales filtraciones pueden constituir "una buena razón para que unos Estados conocidos como democráticos vigilen internet más de cerca".
Para algunos, igualmente confuso podría parecer que, entre los colaborados del ejército norteamericano y los editores de Wikileaks, RSF haya tomado partido por los primeros.
Pero no es primera vez que esta organización se preocupa por los Colaboradores sin Fronteras del gobierno estadounidense. El mejor ejemplo sin dudas ha sido la posición adoptada por RSF respecto a los mercenarios cubanos.
Al convertir, mediante el arte de la manipulación y la mentira, a los colaboradores de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana en periodistas, Reporteros sin Fronteras hizo otro tanto.

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