lunes, 13 de agosto de 2018

José Daniel Ferrer: ¿Criminal por "accidente" o por seguir instrucciones?

José Daniel Ferrer (D) junto a su "padrino" de la mafia anticubana de Miami, el senador republicano, Marco Rubio

Por M. H. Lagarde


Desde hace varios días es noticia en la redes sociales que el pasado 3 de agosto el contrarrevolucionario, José Daniel Ferrer García, quien se autoproclama coordinador nacional de la organización mercenaria UNPACU, fue detenido por las autoridades cubanas tras atropellar intencionalmente al oficial del MININT Danier Suárez Pagán, a quien causó lesiones sin peligro para la vida.

Sitios y perfiles  en internet, hostiles a la Revolución cubana, se han encargado de divulgar la tirilla o comprobante que se entrega en las unidades de la Policía Nacional Revolucionaria cuando se realiza una denuncia. En este caso por asesinato en grado de tentativa.

Según los testigos que presenciaron el hecho, publicados en videos en los blogs Santiago vs La Mentira, Palabras entre el Café y en el perfil de Facebook del blog Rastros de Mentiras, no caben dudas de las intenciones criminales que motivaron el "accidente" protagonizado por José Daniel Ferrer.

De acuerdo con los testimonios, el "accidente" ocurrió al atardecer del día 3 de este mes, en la localidad de Palmarito del Cauto, provincia de Santiago de Cuba, cuando el asalariado de la mafia anticubana de Miami, según ha declarado, pretendía aprender a conducir un vehículo marca Moskvitch. El "aprendizaje" terminó cuando al ver al agente de la policía acercarse en su motocicleta, le lanzó el vehículo encima.

Además de la agresión contra el agente policial, sobre José Daniel Ferrer pesan como antecedentes la conducta agresiva que este "jefe" practica, habitualmente, con los subordinados de su organización contrarrevolucionaria. En frecuentes discusiones Ferrer ha agredido físicamente, causándoles lesiones, a varios de sus seguidores.

Por sólo citar un ejemplo: el 26 de febrero de este año Ferrer golpeó brutalmente a Yríades Hernández Aguilera, uno de sus más cercanos colaboradores en UNPACU.

De igual forma el contrarrevolucionario no ha tenido miramientos para desatar su carácter violento contra mujeres. Una de sus ex esposas lo denunció por golpearla en varias ocasiones.

No es un secreto para nadie en Santiago de Cuba que UNPACU está conformada por delicuentes con antecedentes penales por asaltos y robos con violencia. El líder de dicho grupúsculo, José Daniel Ferrer, cuenta en su currículum haber pertenecido a una banda que se dedicaba a arrebatarles los pescados capturados a los pescadores de una presa en los entornos de Palmarito de Cauto.

Entre las posibles motivaciones del "accidente" que atentó contra la vida de un agente policial no hay que descartar el odio del acusado contra las autoridades cubanas, así como la posible incitación de las organizaciones terroristas de Miami que financian su accionar contrarrevolucionario en la oriental provincia cubana de Santiago de Cuba. 

Como se sabe tales organizaciones tienen entre sus principales objetivos generar provocaciones que obliguen a responder a las autoridades cubanas para luego pronunciarse mediáticamente contra la supuesta represión que existe en la Isla hacia los llamados "opositores".

De hecho, en el caso del nuevo delito cometido por Ferrer, la campaña mediática no se ha hecho esperar. Sus defensores de Miami tratan de sembrar en las redes sociales la matriz de opinión de que el acusado por asesinato en grado de tentativa se encuentra "desaparecido" o que fue el oficial agredido quien provocó el accidente.  Para ello han subido a internet videos con declaraciones falsas de personas que supuestamente presenciaron el hecho, lo que también, por cierto, constituye un delito penal. 

No faltan tampoco las declaraciones en su defensa de organizaciones al servicio del gobierno de Estados Unidos como Amnistía Internacional, así como del Secretario de Estado Adjunto para el hemisferio occidental, Francisco Palmieri, quienes, siguiendo los procedimientos del manual de la subversión presuntamente pacífica, intentan convertir al victimario en víctima.

No obstante, y a pesar del habitual pataleo mediático, la justicia será quien diga la última palabra.

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