martes, 10 de julio de 2018

Algunos en Miami, Gente de Zona, Laura Pausini y la «dictadura» de la Gozadera


Por M. H. Lagarde

Que la extrema derecha de Miami ha estado desde siempre divorciada de la cultura no es ningún secreto. ¿Qué más se puede esperar de los descendientes de los esbirros de una dictadura que abandonó en su huida —luego del triunfo de la Revolución el Primero de Enero de 1959— una isla con un 57 por ciento de analfabetismo? Ningún gobierno de la mal llamada «tacita de oro» se ocupó jamás ni de alfabetizar al pueblo, ni de fomentar masivamente la cultura.


Por lo tanto, los sargentos y asesinos de Batista no llegaron a Miami a fundar escuelas ni a favorecer las artes. La primera oleada de derrotados y sus descendientes que hoy siguen, de una forma u otra, llevando la voz cantante en esa ciudad del sur de la Florida, se dedicó, desde entonces hasta ahora, a vivir del cuento de su lucha contra el comunismo: el enemigo de moda de Estados Unidos durante los tiempos de la Guerra Fría.

Cuando de relaciones con Cuba se trataba, la cultura en Miami, durante mucho tiempo, solo sirvió para fomentar la politiquería que mantiene con vida ese negocio que se conoce como la «industria anticubana». De ahí que, tradicionalmente, en Miami se hayan quemado cuadros de artistas de la Isla, se hayan colocado bombas en escenarios, censurado a artistas en la radio, apedreado a músicos y aplastado discos con aplanadoras.

Tales posiciones fascistoides no estuvieron del todo ausentes en los últimos años cuando, bajo el más tolerante gobierno de Obama, se implementó el programa de intercambio cultural. Los dueños del negocio del odio nunca han dejado de politizar la «cultura», sobre todo en los medios de comunicación que dictan qué se puede decir o no en esa ciudad.

Bajo el nuevo «contrato», los presuntos defensores de la «libertad» y la «democracia» llegaron a permitir que artistas de Cuba fueran y vinieran, e incluso, residieran en esa ciudad, siempre y cuando respetaran el «dolor» de una mitología de represiones, campos de exterminio y asesinatos en masa que solo existen en sus calenturientas cabezas.

La misma «tolerancia» llegó al punto de que las máximas autoridades de Miami podían entregarle la Llave de la Ciudad a Gente de Zona «por sus éxitos» y luego retirársela simplemente porque alguien, con ideas diferentes a las del consenso imperante, aparecía disfrutando en un video de la música de esa misma agrupación.

La última muestra de cómo funciona «la cultura» en Miami es la repercusión que ha tenido en esa ciudad el reciente concierto de Gente de Zona y Laura Pausini, celebrado hace algo más de una semana en La Habana. La derecha de Miami ha puesto ahora el grito en el cielo porque tanto el cantante de Gente de Zona, Alexander Delgado, como la cantante italiana Laura Pausini, agradecieron la presencia en el concierto del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.

Según El Nuevo Herald, Alexander Delgado dijo en algún momento de su presentación en la Ciudad Deportiva de La Habana: «Quiero decirles algo y saludar a alguien especial, creo que es algo bien bonito y quiero que sepan que tenemos la presencia, y quiero darle las gracias por venir a compartir este momento con nosotros, y en especial con ustedes, que son el pueblo, que es lo que representamos, aplauso para nuestro presidente, Díaz-Canel, que se encuentra aquí. Gracias por estar en este momento frente al pueblo, junto al pueblo, compartiendo con Gente de Zona».

Creo que las últimas palabras de Alexander fueron las que más le dolieron a la recalcitrante derecha de Miami, el agradecimiento «por estar en este momento frente al pueblo, junto al pueblo, compartiendo con Gente de Zona». Y debió de dolerle aún más que el pueblo —más de 250 mil personas—, que esperó estoicamente a que la fuerte lluvia de ese día permitiera comenzar el concierto, disfrutara la tremenda Gozadera de más de dos horas protagonizada por la Pausini y Gente de Zona, nada menos que junto a su presidente.

Nadie se extrañe de que, en cualquier momento, culpen a Alexander en Miami de los cientos de personas del pueblo que siguieron a Díaz-Canel por las calles durante su reciente visita a la provincia de Granma.

La derecha está enferma de fracaso. El odio y la rabia son sus únicos combustibles. El odio que provoca impotencia y que no soporta la alegría.

La mafia anticubana de Miami es la primera responsable del bloqueo contra el pueblo que presuntamente dice defender. Quiere un pueblo agobiado por las necesidades, triste y amargado, por eso no puede soportar, en este lado del estrecho, la mínima eclosión de disfrute, o lo que es lo mismo, ninguna manifestación de la «dictadura» de la Gozadera. 

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