domingo, 9 de marzo de 2014

Las cinco caras de Juan Manuel Cao en El Espejo

Asi cambió la cara del "tolerante y demócrata" Juan Manuel cuando Francis del Río con su tonada de cubano sincero le formó un caos en su programa

Por M. H. Lagarde

Cada vez son más los artistas cubanos que no se dejan manipular por el aparato de propaganda de la mafia anticubana radicada en Miami.

La pasada semana el cantante cubano Francis del Río, quien se encuentra en esa ciudad del sur de la Florida como parte de una gira del grupo Interactivo junto varios músicos de Habana Abierta, improvisó una tonada en el programa El Espejo del Canal 41 en la que, entre otras cosas, pidió la libertad para los héroes cubanos.


"Yo te voy a decir Juanito las cositas que yo quiero. Tengo también mi derecho de ser sincero. Que se acabe el hambre en África. Que se acabe el hambre en Latinoamérica, que liberen a los héroes que están aquí", cantó del Río, en vivo, ante las cámaras del programa que conduce el periodista Juan Manuel Cao.


Las declaraciones cantadas de Francis del Río fueron hechas luego que el conductor del programa sometiera a Robertico Carcassés a un sucio interrogatorio cuyo único propósito era lograr que el artista renegara de la revolución cubana.


En una ciudad en donde hasta los programas humorísticos de la televisión están diseñados para mentir sobre la revolución, la sinceridad de Francis, como era de esperarse, debió resultar en exceso contraproducente por lo que el conductor del programa se vio obligado a publicar una disculpa aclaratoria.


En la nota publicada por Cao el periodista afirma: "No tengo que pedir disculpas porque no fui yo el que le cantó a los cinco espías, sino el señor Francis del Río. Así que es a él al que hay que reclamar y no a mí".


"Yo no di el espacio, él se lo tomó. Lo que pasa que lo hizo de modo oportunista, al final del programa, cuando no quedaba espacio para seguir debatiendo, cosa que me hubiera gustado hacer, agrega el periodista que ahora acusa a del Río de haberle dado una puñalada trapera en la televisión porque según su versión, el cantante le había pedido, antes de que comenzara el programa, que no le hiciera preguntas de corte político.


Más adelante en la misma disculpa el "apuñaleado" por la sincera tonada de Francis del Río, asegura: "Además, le aclaré que en mi programa cada cual dice lo que le da la gana, bajo plenas normas de libertad de expresión".


Nadie se explica por qué si en su programa todo el mundo puede decir lo que estima, el “demócrata” Juan Manuel Cao tiene que andar haciendo aclaraciones de lo que dicen sus invitados ante las cámaras. ¿Si en El Espejo hay plena libertad de expresión por qué Francis del Río es entonces un oportunista? ¡Vaya periodistas con los que cuentan las televisoras de Miami!


Por lo visto, el conductor de El Espejo, además de ser un mentiroso consuetudinario, tiene mala memoria y ya no se acuerda de que en esa ciudad se han quemado cuadros de pintores cubanos, aplastado discos con aplanadoras y realizado mítines de repudio en contra de varias orquestas y artistas cubanos.


Pero lo mejor de todo, sin dudas, es que la sincera pedrada lanzada contra el Espejo del Canal 41 por del Rio no es un hecho aislado. Hace solo unas semanas, en ese mismo programa la cantante cubana Laritza Bacallao y el director de PMM, Hectico DJ, se negaron a prestarse al manipulador juego de Cao.


Sobre esa entrevista el periodista cubano radicado en Miami, Edmundo García, señaló en un artículo publicado en este mismo sitio:


"Lo que han demostrado ambos (...) es que no es necesario rebajarse para triunfar. Es más, yo diría que el gran mensaje es evidenciar que mantenerse en los principios es respetado y muy «atractivo». Respetando a Cuba y respetándose a sí mismos pueden lograr un reconocimiento artístico más duradero y una admiración más consistente, por parte de amigos y de enemigos".


Antes que del Río, Laritza Bacallao y Hectico DJ, otros artistas como Cándido Fabré y Paulo FG han tenido la dignidad de decir lo que piensan ante la maquinaria de propaganda anticubana de las televisoras de Miami. Lo que pudo tal vez parecer alguna vez una excepción ha devenido en regla.


A los propagandistas de Miami, por tanto, no les quedará más remedio que seguir invitando a sus programas a sus disidentes de pacotilla. De lo contrario, tendrán que abrir sus cámaras y micrófonos a la verdad sobre Cuba.

Tomado de Cubasi

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