jueves, 10 de enero de 2013

¿Habrá aprendido Hillary Clinton la lección sobre el dolor ajeno?


Por Vicky Peláez
La salud no es todo pero sin ella, todo lo demás es nada (Arthur Shopenhauer, 1788-1860)

Hay un dicho muy común en los países caribeños “A cada pavo le llega su navidad”. Y realmente es así, muchos cuando se sienten con poder  y están llenos de salud  hasta se creen  inmortales y muchas veces, cínicamente,  se burlan del dolor  ajeno, pero no imaginan que al doblar la esquina ellos también se  encontrarán con la muerte o sufrirán alguna  enfermedad.

Por ejemplo,  el comentario de la secretaria de Estado norteamericano Hillary Clinton a la muerte de Gadafi  que ya entró en la historia del cinismo del poder globalizado: “llegamos, vimos y él murió” dijo entonces la secretaria de Estado mientras se reía con un periodista.  La muerte de “otras” personas  para esta estadista, igual como para sus colegas dedicados al dominio incondicional del mundo, se ha convertido  en una simple rutina que no significa nada. De allí se explica su indiferencia a cientos miles de muertos que ocasionó la guerra de los Estados Unidos en Irak, Afganistán, Libia y ahora en Siria, siendo Hillary  una de sus promotoras.

Como la  vida da sorpresas,  le llegó también su “navidad” a Hillary Clinton cuando de repente se le apareció la cara de la parca con su guadaña. Según la prensa globalizada, ella sufrió a inicios de diciembre  en su casa, una conmoción cerebral  cuando se desmayó debido a la deshidratación y se golpeó la cabeza al caerse. Durante el examen médico, se le localizó un coágulo  en una vena que corre por un espacio entre el cerebro y el cráneo atrás del oído derecho y le empezaron a administrar anticoagulantes. Posteriormente fue tratada durante varios días en el Hospital Presbiteriano de Nueva York  y finalmente fue dada de alta después de que los doctores Lisa Bardack, del Mount Kisco Medical Group y Gigi El-Bayoumi de la Universidad George Washington aseguraron que la señora Clinton no había sufrido un derrame cerebral ni ningún daño neurológico.

La larga ausencia de Hillary Clinton de la vida política (no había  sido vista públicamente  desde 7 de diciembre hasta su salida del hospital el 2 de enero), provocó varias especulaciones sobre su estado de salud y las posibles razones de su desaparición durante 25 días. El corresponsal de la NBC especializado en medicina, Robert  Bazell se mostró escéptico sobre  sobre el diagnóstico de una trombosis cerebral causada por  la conmoción cerebral como resultado de la caída, diciendo  que si hubiera sido así no habría necesitado anticoagulantes. Según Bazell, “hay algo que ha pasado y que no nos han dicho”.

Las especulaciones sobre la salud de Hillary Clinton, llamada la Dama de Hierro norteamericana, empezaron a inundar los medios de comunicación desde  el 6 de diciembre cuando ella canceló súbitamente su participación en el Fórum de los Amigos de Siria, siendo su fundadora y auspiciadora. También fue cancelado  su testimonio el 10 de diciembre  ante la Comisión de Inteligencia del Senado sobre el ataque terrorista contra el consulado norteamericano en Bengasi,  Libia el 11 de setiembre pasado,  durante el cual el embajador Chris Stevens y tres otros diplomáticos norteamericanos  perdieron la vida. Ya se filtró la información  de que el consulado también era un centro de operaciones especiales o como escribió en el Washington Post  el columnista Dana Mitbank, el consulado era “una tapadera de la CIA, lo que constituye una flagrante violación de los estatutos diplomáticos internacionales”.

Y esto no es todo. Para el delirio de los aficionados  de la teoría de la conspiración, la publicación israelí DebkaFile, especializada en temas de la inteligencia, difundió  rumores  de que Hillary Clinton fue herida durante una misión secreta a Irán que tuvo lugar en la primera semana de diciembre para encontrarse con el presidente Mahmud  Ahmadinehad.  Supuestamente su avión sufrió un desperfecto técnico y tuvo un aterrizaje de emergencia durante el cual murió el jefe del Grupo 4 de SEAL encargado de la protección de la secretaria de Estado, Job W. Rice y la Secretaria Hillary Clinton recibió heridas. Sin embargo,  posteriormente el Pentágono anunció que el héroe del asesinato de Osama bin-Laden y altamente condecorado comandante  Job W. Rice de 42 años se había suicidado en Afganistán.

Pero poniendo aparte la teoría de la conspiración y  simplemente tratando el tema de la salud de la secretaria de Estado, Hillary Clinton desde el lado humano, se le desea pronta recuperación como a cualquier otro ser humano  que haya tenido malestares físicos. A  primera vista el dolor humano debe ser sagrado, sin embargo con la enfermedad de Hugo Chávez  han aparecido muchas personas, inclusive de renombre, que interpusieron sus odios personales y los de clase a las tan humanos muestras de compasión y solidaridad con los que están sufriendo.

Hace poco el vicepresidente de Venezuela Nicolás Maduro acusó a la oposición y en especial a La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) por todos los rumores necrofílicos que ha estado propagando en las redes sociales sobre la salud de Hugo Chávez  y la pronta fractura dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). A nivel internacional un perfil de Twitter  supuestamente vinculado a WikiLeaks está difundiendo desde junio de 2011  información de que Hugo Chávez había muero de un ataque al corazón. El Nuevo Herald, la CNN, the Washington Post transmiten permanentemente  las declaraciones del médico venezolano Rafael Marquina  sobre una inminente muerte del presidente venezolano, igualmente como antes utilizaban semejantes declaraciones del otro médico Salvador Navarrete. 

Mientras los líderes de la mayoría de los países del mundo han mostrado su solidaridad con el presidente Chávez deseándole su pronta recuperación, el gobierno de Estados Unidos mostró primero,  su indiferencia declarando posteriormente Barack Obama que “hemos visto de Chávez  en el pasado políticas autoritarias y represión a la disidencia. No especularé  sobre cuál es su situación médica pero para lo que nuestra política está constantemente diseñada es para garantizar que  los venezolanos tengan la libertad y que puedan tener éxitos en el país”. También Barack Obama y el Departamento de Estado mostraron su preocupación sobre la transición del poder en Venezuela a lo que el vicecanciller venezolano para Europa, Temir Porras contestó que “sepa el “StateDept gringo que la transición en Venezuela ya comenzó y está apegada a la constitución: la transición al socialismo”.

Esta indiferencia de la elite norteamericana a la vida, a la enfermedad y la muerte de otras personas en diferentes países del mundo donde quieren establecer su dominio  es también parte de su quehacer cotidiano en su propio país donde el respeto a la vida de cada individuo se está convirtiendo en una parte de la historia y no del presente del país. El mismo Barack Obama nombró para su nuevo período al nuevo secretario de estado mientras Hillary Clinton estaba convaleciendo.  A la vez, los medios de comunicación nacionales convirtieron la caída de Clinton y su trombosis en una comedia, haciendo  reír a  la opinión pública del golpe en la cabeza que sufrió durante su caída. El columnista del USA Today, Glenn Reynolds comentó que Hillary fue “drunk as a skunk” (borracha como un zorrillo) cuando sufrió una contusión.  Laura Ingraham  de Fox News calificó la trauma de la Clinton como una “inmaculada contusión” e hizo reír a los televidentes con sus bromas sobre la salud de la secretaria de estado en un bien sinto
nizado programa The O’Really Factor.

Da la impresión de que comportarse en Norteamérica como un ser humano sensible a los problemas de otros seres  es completamente ajeno en la época de globalización donde todos somos números  que se cambian a medida de su utilidad. Ahora le llegó su turno a la otrora poderosa Hillary Clinton pues el sistema ya no la necesita más o simplemente se cansó de ella. Como dijo alguna vez Gabriel García Márquez “la muerte no llega con la vejez sino con el olvido”.

Sin embargo el caso de Hillary Clinton no se compara con el de Hugo Chávez pues la primera ha querido echar su suerte con los ricos y poderosos de este mundo mientras que Hugo Chávez, ha elegido el camino de  José Martí -  “con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar”. Por eso los millones de  seres humanos  en América Latina y en diferentes países del mundo están deseando con todo el  corazón  su pronta recuperación pues   los líderes que aman  su tierra, a su pueblo y que son capaces de guiar a la humanidad hacia un mundo más justo y solidario son imprescindibles en esta era globalizada. Ya en su vida las personas como Hugo Chávez  quedan para siempre en el alma de su pueblo, mientras las como Hillary Clinton están destinados al olvido.      

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