Brugueras: Soy una artista

Por Ernesto Pérez Castillo

Me permitiré en estas letras disentir con Lagarde. Le he leído aquí mismo, en Cambios en Cuba, y me parece, por lo menos un poquito, que él desconoce lo que es el arte nuevo, puro y en puridad.
Lo digo por sus opiniones respecto a la reciente perfomance de Tania Brugueras (¡ay!, eso suena tan parecido a “Bloguera”, que solo por casualidad, lo juro, solo por casualidad ladegeneracióny estaba allí, y sería de mal gusto confundirlas) en la Bienal de La Habana.
Pues sí, Lagarde piensa que aquello de la tribunita, los muchachitos disfrazados de policías, la palomita en el hombro, y la gente que subía a hablar cáscaras, todo tan inocente, es pura politización del arte. Mejor dicho, que ni arte era.
Pues, mal que le pese a mi amigo, eso sí que es arte… solo que debe ser apreciado desde una distancia crítica que conlleve a la meta contextualización de lo subyacente, a través del extrañamiento de lo interpolado mediante la coyuntura y la praxis de una metonimia que asume lo extempóreo como una propuesta de… bueno, algo así.
A ver, queridos amiguitos, lo digo más fácil… ese arte nuevo lleva otras perspectivas de análisis. Lo primero será referirse a las opiniones de los críticos, y entre ellas, antes que nada, a aquella conceptualización que enmarca la obra de la Brugueras dentro de esa novedosísima técnica ya descrita como «Realismo Imperialista»
Particularmente yo no creo que aquel perfomance, por más que lo quieran ver así los especialistas, sea un fiel ejemplo de esa corriente artística. Yo propongo enmarcarla más bien en esa otra tendencia que es el «Imperialismo Mágico»
Y eso sí que es arte, y creatividad. ¿Usted quiere crear un periodista independiente? Pues aplica las técnicas del Imperialismo Mágico, y en un dos por tres lo tiene. Medio cayuco ahí, con mala redacción, peor ortografía y ninguna credibilidad, que a pesar de mil cursos en la Oficina de Interés del Imperio en La Habana no mejoran, pero algo es algo. ¿Quiere usted una Bloguera? Pues aplica las técnicas del Imperialismo Mágico y enseguida le sale una Globera, digo, una Bloguera, que para el caso de que hablamos es lo mismo.
Y así. Quiere un artista, y le sale alguien capaz de decir “no me arrepiento, soy una artista”… como si tal cosa… como cuando decían “no, yo vine de cocinero”…
A los desconocedores les recordaré que los primeros éxitos del Imperialismo Mágico fueron en el área de las artes gráficas, específicamente en el campo del grabado, cuando lograron esa obra de arte total, y bella, que es el billete de cien dólares.

› Tania Bruguera o el performance como medio de contrarrevolución