Por Nicanor León Cotayo
Durante muchos meses el caso del ciudadano estadounidense Alan Gross
se ha convertido en materia prima para que desde Washington y Miami se
lanzara otra campaña de falsedades contra Cuba.
El señor Gross fue detenido en La Habana el tres de diciembre de
2009, juzgado en marzo de 2011 y condenado a 15 años de cárcel por
efectuar actividades subversivas contra el Estado cubano.
Trabajaba para la empresa Development Associates International, con
sede próxima a Washington, contratada por la Agencia Federal para el
Desarrollo (USAID) bajo el supuesto propósito de echar a andar programas
para fomentar la democracia en Cuba.
En reiteradas ocasiones esa agencia de la Casa Blanca ha sido acusada
de ser una de las fachadas que utiliza la CIA para llevar a cabo sus
misiones de espionaje en el mundo.
Luego de la sanción a Gross intensificaron la cruzada propagandística
con la intención de fijar dos objetivos fundamentales: ennoblecer sus
desplazamientos a La Habana e insistir en su estado de salud.
El pasado 12 de septiembre la directora del área Estados Unidos de la
cancillería cubana, Josefina Vidal, informó sobre la buena salud del
detenido y reiteró la disposición a establecer un diálogo con Washington
para encontrar una solución al caso.
La agencia AP comentó que la declaración de Vidal fue una respuesta a
manifestaciones de la esposa de Gross, Judy, quien afirmó que luego de
visitarlo de nuevo lo encontró “muy deteriorado de salud”.
El Nuevo Herald se unió a la AP y dijo que Judy expresó, “en tono
desesperado” que su esposo no sobreviviría a su condena en la nación
caribeña y pidió a sus gobernantes la liberación de este.
Sin embargo, la funcionaria Josefina Vidal subrayó que “el estado de
salud del señor Gross continúa siendo normal y lleva a cabo
regularmente intensos ejercicios físicos”.
Pero continuó la campaña enfilada a presionar a favor de su
liberación y fue en tal escenario que tuvieron lugar hechos de singular
interés.
El Nuevo Herald recordó que el detenido viajó a La Habana “con una
visa de turista” y entregó ilegalmente aparatos que pueden evadir el
control gubernamental para monitorear “todas las llamadas telefónicas
regulares”.
Scott Gilbert, abogado de Gross, informó a mediados de noviembre que
los familiares de este demandaron a su gobierno y la empresa donde
laboraba por no informarle los riesgos que entrañaba la misión asignada
en Cuba sin la autorización de sus autoridades.
Este miércoles otro comunicado de la cancillería cubana reiteró que
el agente norteamericano recibe tratamiento adecuado a sus
padecimientos, incluidos los crónicos y típicos de su edad antes de ser
detenido.
Añade que mantiene un régimen voluntario de ejercicios sistemáticos y
sigue una dieta balanceada de su elección, lo cual le ha permitido
eliminar su anterior condición de obesidad.
El comunicado también dice que el equipo médico que atiende a Gross
se reunió el lunes en la cancillería con el jefe de la Oficina de
Intereses de Estados Unidos en La Habana, John Caulfield, y personal
sanitario de esa representación, para informarles sobre la salud de
este.
Durante el suceso, médicos cubanos hicieron entrega de los más
recientes datos en cuanto a la salud del mencionado estadounidense,
“incluido el resultado de la biopsia que se le practicó a fines de
octubre en una lesión en el hombro “que no resultó cancerígena”, prueba
no realizada antes porque el señor Gross se negó.
El Departamento de Estado rechazó este miércoles los citados exámenes
médicos y los resultados de una biopsia en una lesión de su hombro
derecho que descartó la presencia de cáncer.
La portavoz de ese organismo, Victoria Nuland, declaró que no aceptan
ese criterio médico porque el doctor que actuó en el caso no fue
elegido ni por el sancionado ni por ellos.
Nuland aprovechó la ocasión para insistir en la llamada de Washington
a la liberación inmediata de Gross por razones humanitarias y “por su
deterioro de salud”
Horas antes, un conocido rabino y médico, Elie Abadie, luego de
visitarlo en La Habana aseguró que está bien de salud, tiene el peso
adecuado y su afectación en el hombro parece benigna.
Abadie, cuya especialidad es la gastroenterología, añadió que el
crecimiento de casi una pulgada y media en su hombro “parece ser un
hematoma no canceroso” que desaparecerá por sí mismo.
Respecto a la causa, el médico se inclinó porque es un sangrado
interno vinculado a la ruptura de fibra muscular ocasionado
probablemente por el ejercicio que realiza Gross en la prisión.
Abadie es un rabino (sacerdote) de la Sinagoga Edmund J. Safra, de Nueva York.
Interesante nueva desmentida a la vocera Victoria Nuland y a quienes
repiten sus palabras sobre el caso del agente norteamericano Alan Gross.
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