Por M. H. Lagarde
Según el periodista Tracey Eaton, editor del blog Along the Malecon, "los programas del Gobierno de Estados Unidos para fomentar la democracia en Cuba podrían ser más eficaces si la CIA los manejara, en vez de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) del Departamento de Estado, según han afirmado algunos funcionarios del Congreso de Estados Unidos.
“Estos programas no son programas clasificados, sino programas clandestinos, lo que significa que para fines de transparencia tienen algunos problemas reales con los que hay que lidiar”, dijo una fuente del Capitolio que conoce bien los programas citada por Eaton.
“Si le diéramos los $ 20 millones a la CIA, esto funcionaría mucho mejor porque podrían ponerlos en manos de profesionales que se ocupan de estos trabajos”.
Un funcionario de USAID rehusó hacer comentarios públicos para este reportaje. Funcionarios de USAID han dicho a personal del Congreso que no están realizando operaciones encubiertas en Cuba.
Sin embargo la reciente renuncia de Freedom House al presupuesto que ofrece la USAID descubre el caracter clandestino de los programas financiados por la USAID.
Esa organización que, según su página de internet, después de la guerra fría se dedica a expandir la libertad en países gobernados por dictaduras, acaba de renunciar al financiamiento de la USAID de $1.7 millones debido a que la agencia internacional para el Desarrollo "está haciendo preguntas peligrosas sobre cómo se gastan sus fondos para favorecer la democracia de Cuba".
Según afirmó Daniel Calingaert, subdirector de programas de Freedom House, "la Información sobre la identidad y planes de viaje de las personas involucradas en sus programas para Cuba podría filtrarse a La Habana y hacer que ellos acaben en una cárcel cubana"·
“Nosotros tomamos muy en serio la necesidad de ser responsables en cuanto a estos programas”, amplió Calingaert a El Nuevo Herald. Pero destacó que las peticiones de información de USAID “no son sólo onerosas, sino que realmente aumentan los riesgos para lo que hacemos, especialmente en la era de Wikileaks”.
En realidad, la USAID hasta ahora, bajo el engañoso membrete de la ayuda al desarrollo y la democracia, no hacía otra cosa que servir de tapadera de la CIA a la que, los programas de Freedom House (otra sombrilla de la Compañia) y otras ONG en diferentes partes del mundo, no le resultan nada ajenos.
Por tanto, dejar en manos de la CIA el financiamiento y apoyo de los mercenarios en Cuba, equivale a cambiar nuevamente la marca pero no el producto, significa un regreso a una vieja estrategia que, como la actualmente regenteada por la USAID, culminó en el fracaso.
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