Por M. H. Lagarde
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se deleitó ayer con una bienvenida exultante de una enorme multitud en Irlanda, a la que retribuyó diciendo que decenas de millones de estadounidenses, como él tienen antecedentes familiares en esta nación europea.
“El tataranieto de Falmouth Kearney ha vuelto a casa”, anunció jubiloso ayer el primer ministro irlandés, Enda Kenny, al presentar a Obama en un discurso al aire libre en College Green, en pleno centro dublinés, al que asistieron entre 25 mil y 30 mil personas.
Obama respondió con entusiasmo. “Soy Barack O’bama, de los O’bama de Moneygall. Vengo buscando un apóstrofo que hemos perdido en algún momento”, bromeó, en alusión a algunos de los apellidos tradicionales de Irlanda.
“Nunca una nación tan pequeña inspiró tanto a otras mayores”, aseguró Obama, en la primera jornada de una visita a Irlanda en la que ha buscado tanto conversar con las autoridades sobre cuestiones bilaterales como redescubrir sus raíces.
Está claro que al seleccionar Irlanda como primera parada de su gira por Europa, el presidente trata de borrar la campaña en su contra que asegura que no es ciudadano norteamericano. ¿Estará cansado de los errores en la prensa norteamericana que llegan al extremo de matarlo al confundirlo con el mismísimo Osama?
El, lo dijo bien claro, tiene raíces irlandesas: "decenas de millones de estadounidenses, como él tienen antecedentes familiares en esta nación europea".
¿Alguna vez, el O’bama que perdió el apóstrofe irlandés, se dará una vueltecita por África?.
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