martes, 24 de mayo de 2011

Presidentes mexicanos fueron espías de la CIA

Ciudad de México.- Adolfo López Mateos, Luis Echeverría Álvarez y Gustavo Díaz Ordaz, colaboraron como informantes con la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), dice Jefferson Morley, tras indagar documentación desclasificada plasmada ya en el libro 'Nuestro hombre en México'.
Asuntos como la Guerra Fría, la Revolución cubana y la matanza de Tlatelolco de 1968 vincularon a la Casa Blanca y a México a través de Winston Scott, quien fungía como primer secretario de la Embajada de EU en el país, pero que en realidad era el jefe de espionaje entre ambas naciones, asegura Morley.
En entrevista con TERRA, el periodista estadounidense detalló que 'los tres presidentes eran fuentes pagadas por Win Scott, cuando se desempeñaba como jefe de la CIA durante los años 60 y hasta el 69, cuando él se retiró. En éstos años, Scott colaboraba muy cerca con los presidentes en todas las cosas, espionaje, represión e información'.
En 1958, cuando el embajador de EU en México era Robert Will, Scott contactó a López Mateos; había miedo de una nueva revolución en México, que grupos comunistas agitaran y pasara aquí lo mismo que sucedió en Cuba, dice Morley.

'Scott apoya en muchas cosas como en máquinas para intervenir líneas telefónicas, cámaras fotográficas espías en las embajadas', expone el escritor.
En 1961 Scott se reunió con López Mateos, pactaron una colaboración para la invasión a Bahía de Cochinos, por lo que México contribuyó con 50 mil galones de petróleo para los barcos de la CIA; esa era una de las partes de la cooperación.
El hombre clave donde se centró el espionaje para saber que no tuviera intereses comunistas fue Lázaro Cárdenas, el presidente vinculado a la izquierda, a quien de inmediato empezaron a intervenirle todas sus comunicaciones posibles, dice Jefferson Morley a TERRA, al tiempo de mostrar una lista obtenida en la CIA de los líderes espiados en México durante los años 50.
Explica que Winston Scott mantenía una relación tan cercana con los presidentes mexicanos, quienes sostenían llamadas telefónicas a diario, cenaban en familia e incluso se citaban para ver partidos o se reunían en fiestas.
Como informantes secretos, la CIA los clasificó con nombres de agentes 'Díaz Ordaz era 'Litempo2', Fernando Gutiérrez Barrios (director de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad) era 'Litempo 4', Luis Echeverría 'Litempo 8', explica.
La idea de la matanza de Tlatelolco fue de Gustavo Díaz Ordaz -asevera el escritor-, al ser consultado Scott, dice, este responde que México tiene el apoyo total de la CIA, pero actúa solo, no comenta a la Casa Blanca, situación que lo retira del puesto y de la CIA un año después.
'Para Scott la matanza del 2 de octubre de 1968 es la razón de su retiro, los jefes de la CIA entienden bien que él está demasiado cerca de Díaz Ordaz y Echeverría y, nueve meses después, lo retiran del cargo'.
Dos días posteriores a la muerte de Scott en la Ciudad de México en 1971 en su casa ede las Lomas de Chapultepec –y ya retirado-, agentes de la CIA entran a su domicilio y con autorización de su esposa se llevaron maletas de papeles, documentos, fotos, máquinas e información secreta que recabó durante sus años como espía.
Parte de esa información, enviada a las oficinas centrales de la agencia en Estados Unidos, fueron obtenidas por Jefferson Morely y Michael Scott, hijo de Win, tras seis años de demandas contra la agencia y datos con que recaban información para el libro.

Terra México

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