El juicio al terrorista Luis Posada Carriles que se lleva a cabo en la ciudad de El Paso, Texas, parece tener la virtud de querer imponer record en materia de absurdos. Uno de los más connotados terroristas del hemisferio occidental, Posada Carriles, comparece ante la justicia por haber cometido el pecadillo de mentir.
En vísperas del cumpleaños del peligroso asesino, su equipo de la defensa, en una burda maniobra para impedir que la verdad sea conocida en la corte de Texas, ha presentado tres mociones solicitando la anulación del juicio. El argumento de una de esas mociones apunta que "EE. UU. retuvo hasta último momento documentos que, asegura, revelan que los atentados con bombas a hoteles en Cuba presuntamente fueron orquestados por el ex mandatario Fidel Castro".
Desde la óptica del equipo de abogados, el terrorista Raúl Ernesto Cruz León, causante de la muerte de Fabio Di Celmo y autor de la colocación de 6 bombas en la Habana, no es más que un agente del castrismo que, por tener problemas de vivienda en El Salvador, decidió causar terror y muerte en la isla caribeña para asegurarse una confortable habitación en una prisión.
Ante tanta mentira e infamia, ¿por qué el gobierno de los Estados Unidos no se decide, de paso, a encausar como mentirosos a los abogados de Posada Carriles?
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