Washington, 11 ene (EFE).- Ciento setenta y tres activistas, uno por cada prisionero que aún permanece en Guantánamo, desfilaron hoy vestidos con monos naranjas ante la Casa Blanca para pedir el cierre de la prisión este año, cuando se cumple una década de su apertura.
"Si Guantánamo no cierra ahora, tememos que nunca cierre. Tememos que permanezca como un trágico y criminal monumento a la incapacidad del hombre de hacer lo correcto en los momentos críticos", dijo Frida Berrigan, de la organización Testigos Contra la Tortura, ante una gigantesca pancarta que rezaba "Cierren Guantánamo".
Junto a ella, y ante la fachada frontal de la Casa Blanca, activistas de Amnistía Internacional, el Centro para los Derechos Constitucionales y el Centro para la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), entre otros, repitieron el ritual que cada enero les lleva a Washington para protestar contra la prisión.
Según el Pentágono, 173 presos permanecen aún retenidos en el centro penitenciario de la bahía cubana, abierto por el Gobierno de George W. Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 con el fin de mantener recluidos a los sospechosos de terrorismo.
La frustración que generó la incumplida promesa de Barack Obama de cerrar la prisión antes de su primer año de su mandato se vio agravada por las dificultades para lograr que terceros países acogieran a los presos y la negativa de los republicanos a la opción de juzgarlos en tribunales federales de EE.UU.
La ley de gastos de defensa que Obama firmó la semana pasada, que prohíbe el traslado al país de presos de Guantánamo, es "sólo uno" de los muchos obstáculos que su Gobierno está imponiendo al cierre de la prisión, aseguró Tom Parker, director de antiterrorismo y derechos humanos de Amnistía Internacional en Estados Unidos.
Según Parker, el presidente planea promulgar "una orden ejecutiva para retener a los prisioneros indefinidamente sin cargos", una idea que "recuerda a los métodos empleados por tiranos como el rey John de Inglaterra, contra el que luchaba Robin Hood".
El activista condenó además las "farsas judiciales" llevadas a cabo por comisiones militares en Guantánamo, cuyos resultados son "tremendamente dudosos e injustos".
El propio Gobierno de Obama ha decidido que 89 de los 173 prisioneros de Guantánamo "deberían ser liberados", pero aún así continúan retenidos, según aseguró el escritor británico Andy Worthington, autor del libro "The Guantánamo Files".
La mayor parte de esos presos, un total de 58, son yemeníes, y permanecen en el limbo desde que Obama promulgara una moratoria a la liberación de los ciudadanos de ese país, después de que el frustrado atentado de la Navidad de 2009 se vinculara a Al Qaeda en la Península Arábiga, cuyo centro de operaciones está en ese país.
"Esto es un modo de castigo colectivo, es basar la culpa en la nacionalidad", denunció Worthington.
Otros 30 prisioneros cuya liberación ha sido autorizada permanecen a la espera de ser acogidos por terceros países, dado que temen enfrentarse a la tortura si regresan a su propio país.
"Hasta ahora, quince países se han decidido a aceptar hombres con los que no tienen ningún tipo de conexión, pero Estados Unidos sigue negándose a ello", subrayó el escritor, que considera que Washington debe "acoger a todos los presos que no encuentren refugio en otros países".
Valerie Lucznikowska, que perdió a su hijo Andrew en los atentados del World Trade Center y hoy es miembro de la organización Familias del 11 de Septiembre para un Mañana Pacífico, aseguró que la existencia de Guantánamo "no hace a EE.UU. más seguro" y hoy sólo constituye "una herramienta de reclutamiento más para Al Qaeda".
Con el lema "la justicia retrasada es justicia denegada", los activistas "prisioneros", muchos de los cuales mantendrán una huelga de hambre hasta el próximo 22 de enero, concluyeron su protesta con una solemne marcha hasta el Departamento de Justicia para hacer llegar también sus voces al fiscal general, Eric Holder.
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