miércoles, 15 de diciembre de 2010

Libertad de expresión a la europea: entre Wikileaks y la recompensa del suicida

› P.J. Crowley y los hombres de negro

Por M. H. Lagarde

El Gobierno de EE.UU. felicitó al "disidente" cubano Guillermo Fariñas por recibir el Premio Sájarov 2010 de manos del Parlamento Europeo y elogió su ardua lucha por la democracia y los derechos humanos en Cuba.
"Felicitamos al señor Fariñas no sólo por ser seleccionado para recibir este premio, que se concede por la libertad de conciencia, sino también por su extraordinaria fortaleza y valentía en defensa de la libertad de expresión, la democracia y los derechos humanos en Cuba", dijo en su rueda de prensa diaria el portavoz del Departamento de Estado, Philip J. Crowley.
Curiosamente, el democrático Philip J. Crowley es el mismo funcionario que hace solo unos días ha estado anunciando la presunta extradición hacia Estados del editor de Wikileaks, Julian Assange, actualmente preso en Londres.
Según el vocero en jefe del Departamento de Estado la razón para pedir la extradición de Assange es porque la liberación de 250 mil documentos clasificados resulta un crimen penado por la ley de Estados Unidos.
Asi que mientras Crowley define a Assange como un anarquista que reveló los archivos secretos de la Cancillería estadounidense “sin importar el riesgo que genera a gente real en situaciones difíciles en todo el mundo”, sobre el huelguista Fariñas asegura que: "Mediante sus acciones, claramente ha contribuido a llamar la atención internacional a la causa de los prisioneros políticos en Cuba y condujo a la liberación final de muchos de ellos".
Dentro de la "gente real" que a Estados Unidos le conviene defender del peligro que representa un "anarquista" como Assange, están sin dudas comprendidos aquellos personajes al estilo de Fariñas que no vacilan en traicionar a su país por el puñado de dólares que, a través de ONG o parlamentos lacayos, su verdadero empleador (el gobierno de EEUU) les paga por sus servicios.
Mientras el Parlamento Europeo permanece en silencio ante la farsa sexual montada para encerrar al australiano, premia -con total cinismo-, al mercenario cubano nada menos que con una medalla "que se concede por la libertad de conciencia, sino también por su extraordinaria fortaleza y valentía en defensa de la libertad de expresión".

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