En los documentos de los últimos cinco años están planteando, de manera muy clara, una tesis que en América Latina algunos esbozaron ya en los años 80: la tesis de la decadencia irreversible del imperialismo norteamericano. En aquel momento fue muy discutida, inclusive, se le atribuyó como motivo y origen el encendido antimperialismo de algunos de sus cultores, lo cual llegaba a exagerar tendencias que estaban presentes, pero que no tenían la gravedad ni la fuerza que allí se enunciaba.
Sin embargo, vemos que 20 años después comienzan a aparecer textos y documentos del Pentágono, de la CIA, del Departamento de estado, que tienen un común denominador: EE.UU. debe prepararse para vivir en un mundo que va a ser completamente diferente al mundo que hemos conocido en los últimos 50 años. Debe prepararse para vivir en un mundo crecientemente hostil, poblado por gobiernos, regiones o conglomerados de estados nacionales cada vez más adversarios en relación con sus intereses. Un mundo donde la supremacía ―y esto es casi textual en todo los estudios― que EE.UU. logró en los 50 años posteriores al fin de la Segunda Guerra Mundial, ha desaparecido para siempre, y jamás podrá volver a ser reconstituida. Esta afirmación —dicha en los años 80 producto de un seminario que tuvo lugar en Colombia, Bogotá― causó estupor y fue, incluso, rápidamente marginalizada porque era una visión exagerada. El voluntarismo antimperialista nos tendía una trampa y nos hacía creer algo que no era realidad. Pero ahora son los estrategas del Pentágono los que dicen esto, ahora es la CIA la que dice eso. › Leer Más
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