Washington, 14 jul (dpa) - El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prolongó hoy por otros seis meses la suspensión del capítulo de la Ley Helms-Burton de 1996 que permite sancionar a empresas extranjeras que usan propiedades en Cuba expropiadas a norteamericanos tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959.
La medida, que llevan realizando cada medio año todos los mandatarios estadounidenses desde 1998, conforme a una disposición de la propia Ley Helms-Burton que prevé que el presidente podrá congelar la aplicación de la normativa por un "período de no más de seis meses", deberá entrar en vigor a partir del 1 de agosto, cuando expiraría la prolongación previa.
En la carta en la que Obama notifica de su decisión a la Cámara de Representantes y el Senado, el mandatario justifica su medida como "necesaria para los intereses nacionales" de Estados Unidos -conforme a la provisión oficial- y como una forma de "acelerar la transición a la democracia en Cuba".
Aunque se trata de un procedimiento prácticamente de rutina, la decisión se produce en momentos en que Cuba empieza a cumplir su compromiso con la Iglesia católica cubana de liberar a hasta 52 presos de conciencia, todos los opositores del "grupo de los 75" condenados en la "primavera negra" de 2003 a largas penas de cárcel que todavía estaban en prisión.
El gobierno de Obama, por medio de su Departamento de Estado, calificó en los pasados días la noticia de la liberación de los primeros opositores como un "hecho positivo" que dijo esperar "represente un paso hacia un creciente respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales" en la isla.
La liberación de los disidentes se produce además justo cuando en los comités del Congreso estadounidense avanza una propuesta de ley clave para aliviar el embargo norteamericano de más de medio siglo contra la isla, ya que -de superar el largo proceso legislativo, algo aún no seguro- levantaría todas las restricciones que hasta la fecha impiden viajar libremente a Cuba a los ciudadanos estadounidenses.
La medida, que llevan realizando cada medio año todos los mandatarios estadounidenses desde 1998, conforme a una disposición de la propia Ley Helms-Burton que prevé que el presidente podrá congelar la aplicación de la normativa por un "período de no más de seis meses", deberá entrar en vigor a partir del 1 de agosto, cuando expiraría la prolongación previa.
En la carta en la que Obama notifica de su decisión a la Cámara de Representantes y el Senado, el mandatario justifica su medida como "necesaria para los intereses nacionales" de Estados Unidos -conforme a la provisión oficial- y como una forma de "acelerar la transición a la democracia en Cuba".
Aunque se trata de un procedimiento prácticamente de rutina, la decisión se produce en momentos en que Cuba empieza a cumplir su compromiso con la Iglesia católica cubana de liberar a hasta 52 presos de conciencia, todos los opositores del "grupo de los 75" condenados en la "primavera negra" de 2003 a largas penas de cárcel que todavía estaban en prisión.
El gobierno de Obama, por medio de su Departamento de Estado, calificó en los pasados días la noticia de la liberación de los primeros opositores como un "hecho positivo" que dijo esperar "represente un paso hacia un creciente respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales" en la isla.
La liberación de los disidentes se produce además justo cuando en los comités del Congreso estadounidense avanza una propuesta de ley clave para aliviar el embargo norteamericano de más de medio siglo contra la isla, ya que -de superar el largo proceso legislativo, algo aún no seguro- levantaría todas las restricciones que hasta la fecha impiden viajar libremente a Cuba a los ciudadanos estadounidenses.
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