El caso de Alan Gross y la extraña lógica de Hillary Clinton

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Por M. H. Lagarde

Estados Unidos y Cuba iniciaron este viernes en la capital estadounidense una tercera ronda de diálogo migratorio durante la cual la parte norteamericana pondrá énfasis en el caso del “contratista” norteamericano detenido en la isla desde diciembre.
Por lo menos así lo dejo entrever la secretaria de Estado Hillary Clinton quien, en víspera de la reunión que tiene lugar hoy en Washington, afirmó que los funcionarios federales estadounidenses que participarán en las conversaciones migratorias plantearán el caso a sus pares cubanos.
Después de reunirse con la esposa del contratista la señora Clinton también aseguró "que la prolongada detención de Alan Gross está dañando las relaciones entre Estados Unidos y Cuba".
Sin duda una vez más la Secretaria de Estado confunde el efecto con la causa. Lo que daña la relación de Estados Unidos con Cuba no es el hecho de que Alan P. Gross permanezca preso bajo investigación en la Isla, sino que Estados Unidos mantenga la más que prolongada política injerencista de sufragar la subversión en Cuba.
El gobierno que la señora Clinton representa acaba de descongelar 15 de los 20 millones destinados a sufragar las actividades de los mercenarios de EEUU en la Isla y según se ha hecho público se mantienen retenidos $2.6 millones para un contratista cuyo empleado se encuentra preso en La Habana.
Como dijo recientemente el abogado cubano-americano, experto en temas migratorios, José Pertierra, en una entrevista : “A mi me sorprendió que hayan liberado esa cantidad de dinero mientras que tienen al contratista (Gross) preso, porque me pregunto ¿Cómo piden la liberación de este señor si todavía tienen montado un programa para enviar más contratistas?”.