Las contiendas de la Guerra Fría, en el frente cultural, cuando las agencias de inteligencia norteamericanas actuaron como Ministerio de Propaganda y Cultura del país, dejaron un valioso know how, que solo tiene el defecto de repetir las mismas fórmulas “exitosas” hasta el fin de los tiempos. No hay en esto creatividad y lo que contra los soviéticos pudo ser brillante y creador, eficaz y muy difícil de contrarrestar, contra los cubanos no pasa de ser remedo mediocre y surtidor de bostezos. Una panoplia de armas previsibles, de métodos extrapolados a la fuerza, y en consecuencia, ridículos, de consignas rancias, y de figurines en serie delata la decadencia de una manera de guerrear que se asentó sobre las ideas y las concepciones de estrategas brillantes como George Kennan, Llewellyn Thompson o Loy Wesley Henderson. Ellos entendieron la naturaleza ideológica y cultural de aquella confrontación y usaron un enorme surtido de herramientas del mismo tipo. Lo que queda hoy, en el caso cubano, es le elevación forzada a los altares de cualquier logrero, de cualquier vocinglero: la guerra era de ideas, hoy se ha panfilizado. Más bajo no puede caer.› Leer Más
› La normalidad y la anormalidad mediáticas de Cuba
› La normalidad y la anormalidad mediáticas de Cuba
No hay comentarios:
Publicar un comentario